Desde que nos vimos la última vez, todo ha cambiado mucho, también la economía de Estados Unidos.Tenemos unos 36 millones de desempleados, las cifras de IPC, PIB y ventas minoristas son muy negativas. ¿Cuál es el resumen de lo que ha pasado en este tiempo?
Yo creo que, como toda crisis exógena, ya que proviene de algo externo, el mercado ha tenido una reacción violenta en cuanto a que un día nos despertamos y nos dimos cuenta de que el mundo está envuelto en una pandemia donde, por cada pregunta que nos contestamos, aparecen dos o tres preguntas nuevas. Estamos en un proceso de descubrir qué pasa y cuáles son las explicaciones.
Al principio tuvimos un shock. Veníamos de una economía de pleno empleo, los datos de febrero habían sido históricos, no sólo en Estados Unidos, sino también en Europa. De repente nos encontramos con la posibilidad de algo que no habíamos visto en casi 100 años, ya que tuvimos que ir a buscar datos anteriores a la Segunda Guerra Mundial.
Creo que, después de ese gran shock, donde los países se vieron obligados a confinar a la población, pedir a las economías y los sectores productivos que paren, ahora estamos empezando a digerir cómo salimos del problema. Algunos países con mayor timidez, otros con menos, ya que no todos los confinamientos son iguales.
En definitiva, se trata de medir cómo vamos saliendo y cómo reacciona la economía, porque de alguna manera en las últimas dos o tres semanas hemos tenido un fuerte debate entre la ciencia médica, que habla de más cautela, y por otro lado los economistas, que explican que la economía se puede parar dos, tres o cuatro semanas, pero si se para mucho más, el daño puede ser irreparable.
Los mercados, después de una caída muy fuerte, se han recuperado muy bien, están ahora entre el 14% o el 15% abajo en el año, y están empezando a descontar un nivel de recuperación económica, que no sabemos si será más rápida o más lenta. Hay 36 millones de desempleados, tendremos que ver si van a volver paulatinamente, o si esto provocará daños que no se resuelvan en mucho tiempo.
Los gobiernos prácticamente de todo el mundo han tenido que inyectar dinero a las economías. Algunos sectores, como el turístico, costará mucho que se recupere. ¿Cree que, con esta medida, es suficiente o se necesitan más inyecciones de dinero?
La buena noticia es que tras la crisis de 2008 casi todos los países desarrollados tenían una buena salud financiera, con los bancos bien capitalizados y los mercados inmobiliarios recuperados. Esto es muy positivo.
Los gobiernos rápidamente realizaron estímulos fiscales y monetarios, tanto los bancos centrales con la bajada de tasas y la inyección de liquidez, como un estímulo fiscal para la gente que ha perdido el trabajo. Ahora se está hablando de un segundo estímulo. Es difícil todavía de ver qué pasará. Yo creo que lo que va a determinar esa necesidad o no es cómo va reaccionando la economía.
¿Cree que se están abriendo demasiado pronto las economías? En Estados Unidos, muchos estados han vuelto prácticamente a la normalidad.
Creo que ha sido un gran desafío, sobre todo en las sociedades occidentales. Hay también un temor a la rebelión civil, porque el confinamiento es, en cierta manera, una violación de la libertad. Hemos visto manifestaciones en lugares como Michigan, gente con armas. En Europa la gente también está molesta.
Yo creo que los gobernantes han tenido que ir hilando muy fino para ver cómo abrir la sociedad, sobre todo para manejar los sistemas sanitarios para atender a los enfermos de manera razonable. Están abriendo las economías, pero se dan pasos adelante y atrás. En los últimos días, España o Chile han vuelto un poco para atrás, mientras que algunos estados de Estados Unidos han avanzado hacia adelante. Se trata de una estrategia ensayo-error. Tendrán que ver cuánto se puede pedir hasta que la gente deje de obedecer.
¿Cree que lo pasarán peor los países latinoamericanos que otros como Estados Unidos, que tenía una economía fuerte?
Una preocupación de este momento es qué pasa con los mercados emergentes donde, no sólo tienen menos fondos y dinero para su sistema de salud, sino que, principalmente en Latinoamérica, existe un problema con la gente que vive en condiciones de pobreza y hacinamiento. Es un gran problema, porque puede haber un altísimo nivel de contagio.
La buena noticia con respecto a esas economías es que en la mayoría el promedio de población es muy joven, por lo que hay menos población expuesta que en casos como España, Italia o Japón.
El FMI estableció una línea especial de 100.000 millones de dólares, que probablemente la aumente, para ayudar a los países emergentes a tratar la pandemia.
Ha habido empresas que han sacado partido de esta situación, como las tecnológicas.
Claramente, el mercado se ha bifurcado entre aquellas empresas que se han beneficiado directamente del teletrabajo o la realidad virtual, como Netflix, Zoom, Amazon, Google o Facebook, además de algunas como las relacionadas con el ejercicio en casa, o empresas como Walmart u otras cadenas de supermercados porque el consumo ha aumentado.
Por otro lado, están aquellas a las que esto les ha venido muy mal, principalmente las relacionadas con el transporte o la energía. Respecto a los bancos, puede haber algunos importantes que podrían quebrar. Por otro lado, también sufren las tiendas que tenían una gran competencia con la venta en línea.
Con lo cual, ha habido una gran bifurcación entre todo lo que es virtual, que ha tenido una enorme preponderancia y ganancia, mientras que todo lo que requiere una presencia física significativa ha sufrido mucho, como los espectáculos deportivos o los casinos.
¿Cuál sería su previsión económica a corto y largo plazo, y cuáles cree que serían los desafíos a los que se enfrentan las economías del mundo?
Para poder hablar de corto y largo plazo, el gran desafío es saber cuánto se va a contraer la economía. Para estimarlo, tenemos que mirar números de hace 80 ó 100 años, lo cual no sé si tiene mucha validez.
También es fundamental saber si los daños que estamos haciendo en la economía por pararla son de carácter temporal o permanente. Yo creo que va a haber una mezcla de todo, por lo que la respuesta no es tan clara. Por eso, el mercado ha sido relativamente constructivo y positivo, no sólo en Estados Unidos, sino en el resto del mundo, pensando que, en la medida en que vayamos saliendo como estamos ahora, tenemos un escenario relativamente positivo, en el sentido de que pueden volver el crecimiento y el empleo.
Ahora bien, si tenemos una segunda ola o algún desarrollo muy negativo, el mercado rápidamente se dará la vuelta. Por otra parte, hoy tenemos una enorme inversión de dinero por parte de todos los gobiernos en tecnología para tratar de encontrar soluciones, sea una cura, una vacuna, medidas de profilaxis, etcétera. Se trata de un enorme esfuerzo que el mercado también descuenta.
Con lo cual, la previsión hoy es constructiva y positiva, aunque con cautela, con un guardado optimismo. Ya hemos visto lo peor, y vamos avanzando. Todavía hay miles de casos diarios en algunos países, así como cientos de fallecimientos, pero claramente las curvas nos muestran una caída importante en estos datos en la mayoría de los países, algo que el mercado está viendo como positivo.