Esta semana, con el verano ya a pleno vapor, me gustaría compartir con ustedes una historia con el objetivo de informar sobre los mercados financieros, pero con la salvedad de que sea más amena de lo habitual, pensando en el merecido descanso estival, tras un duro año de trabajo.
Imagínense que junto a unos amigos, tienen la magnífica idea de emprender un negocio y que ese negocio se dedique a la rama industrial y gracias a su capacidad de trabajo logran una ventaja competitiva única que les permite fabricar un producto a muy buen precio, gracias al ahorro en el tiempo de producción y la combinación de fibras. Este proyecto, empieza a generar ingresos y da pie a un camino en el que el crecimiento es imparable. El objetivo de la compañía pasa por captar fuentes de financiación para hacer que esta idea no pare de crecer, por lo que deciden sacar a bolsa la compañía, en el mercado MAB de pequeñas compañías, una idea fantástica, que hoy en día está en boca de todos por el escándalo de Gowex, pero que no deberíamos criticar, puesto que su función; financiar a pequeñas empresas, es una herramienta genial para hacer crecer ideas de negocio y con ello, tratar de que los emprendedores tengan acceso fácil a la financiación y los inversores acceso a las microempresas. Como siempre, la salida a bolsa resulta ser un éxito y en los primeros compases de cotización, la compañía logra cotizar en torno al 1,13€ por acción. En este nivel de cotización, la compañía tiene un valor de un total aproximado de 20.000.000€ todo un éxito que permite a la empresa pasar a tener unos ingresos de 71 millones de euros y un beneficio neto de 2,9 millones de euros. Este suceso es fenómeno, puesto que permite sentar las bases de un proyecto muy ambicioso que se lleva a cabo, lo que permite a todo el equipo directivo plantear un business plan que repercute en un crecimiento de un +141% el primer año, un +382% el segundo año y un +48% el tercer año. Este crecimiento previsto, lógicamente exige captar nuevos fondos para poder comprar maquinaria y equipos productivos, que permitan satisfacer una demanda que podría crecer siempre que los pedidos lleguen.
Hasta aquí nada raro, ¿verdad? la historia aporta claramente el comportamiento racional de todo emprendedor y la velocidad de crucero de la compañía está condicionada a la financiación, en este sentido el aval para lograr un crédito de 120 millones de euros, pasa por captar 60 millones de euros en bolsa y con ese dinero más los beneficios actuales y acompañado del business plan, permite a los bancos arriesgar y prestar dinero a esta compañía. Sin embargo, el free float de la misma, es decir el 40% de los casi 20.000.000 de acciones admitidas a cotización ha provocado una efecto llamada, que ha exagerado la curva de precios, subiendo la cotización bursátil en un 3.200% en sólo dos años, poniendo la empresa en un precio máximo de 40€, tras lograr un beneficio total de 3 millones de euros.
Este suceso extraordinario es perfecto, puesto que realizar una ampliación de capital ahora,a estos precios, implica que los riesgos compartidos por todos los accionistas, se ven diluidos por la especulación bursátil, es decir que la propiedad que tiene el 60% de la compañía, con las acciones a 40€ apenas tiene que emitir acciones en el mercado para captar este capital, lo que permite mantener el control de la sociedad captando los recursos necesarios para intentar llevar a cabo el plan de negocio, que pasa insisto, por comprar las maquinas, ampliar la capacidad de producción, captar clientes e incrementar los pedidos, hasta pasar a facturar 50.000.000€ en tan sólo tres años, ¡increíble! todo un hito en el mundo empresarial.
Claramente es lícita esta conducta y sin lugar a dudas demuestra pericia por parte de los actuales accionistas, pero mi pregunta es, ¿Y aquellos que han comprado en el frenesí alcista sin ningún tipo de información, simplemente por que se lo han dicho?; ¿Han invertido todos sus ahorros confiando en un proyecto que está por hacer?; ¿Compartir el riesgo de una compañía en su fase inicial, exige compartir los beneficios finales no?.
Si realizamos un ejercicio de sentido común, pagar 23,90€ por acción por esa compañía, tras un severo correctivo, implica entrar solamente con un 12% de la empresa, jugada maestra para los dueños actuales, ¡cierto!; ¿y para los pequeños accionistas? Si suponemos una revalorización acorde a la revalorización del BPA (beneficio por acción) y suponemos que entramos a 3,06€ en la ampliación de capital, captar 60 millones de euros, implicaría dar el 51% de la compañía a los actuales accionistas, por lo que tampoco me parece razonable puesto que el equipo fundador, siempre tiene que tener privilegios. Entonces, al final resulta que la tan criticada especulación, permitirá colocar una ampliación de capital a un precio de cumplimiento de un plan estratégico a pequeños accionistas, que dejados llevar por la codicia, han conducido los precios a una revalorización del 3.200% en su punto máximo, es decir justo el precio objetivo que manejamos para una compañía que casualmente gana 50 millones de euros, es decir, las previsiones para 2.016 de una empresa que ¡hoy gana 3 millones de euros!
Volvamos con mis dudas planteadas, puesto que es lógico pensar que una empresa de rápido crecimiento tiene que trabajar para que los márgenes se mantengan, para ser capaz de satisfacer la demanda, para mantener los costes fijos, para crecer orgánicamente manteniendo la estructura, sin tener en cuenta, los avances tecnológicos, la coyuntura macroeconómica y la competencia. Cada uno debe tomar sus decisiones, pero si algo he aprendido en estos años, es que nadie en la vida regala nada y ciertamente, en Carbures, que como se puede imaginar es la compañía que desarrolla mi historia, ¡tampoco!
Entonces, si pensamos que la empresa tiene perspectivas sólidas y creemos que el equipo directivo es capaz de lograr este éxito empresarial, ¿qué precio estaríamos dispuestos a pagar? Simplemente un precio que me permita creer en el desarrollo del business plan y que me permita crecer generando beneficios acorde al riesgo estimado. Es decir, sumarse a una acción que gana 50 millones de euros es relativamente simple, entrar en una compañía que capta ambiciosos recursos para desarrollar un gran negocio, es complicado. Sin embargo, no es que rehuya de las cosas complicadas, más bien trato de huir de las cosas sin sentido y comprar una compañía que cotiza un precio objetivo de plan de negocio completo, sinceramente, me parece poco interesante, por no decir nada. Entiéndame, si invertimos con criterio y coherencia, trataremos de comprar máximo un 10% de nuestra inversión en activos que cotizan en el MAB, como una parte de la cartera con mucha volatilidad que nos puede dar picos de rentabilidad, pero que también puede fracasar y provocar muchas pérdidas. Los sueños bursátiles terminan mal, ¡siempre! Entonces lo único que nos queda es comprar cosas en origen, cuando los negocios arrancan y estallan, y en este sentido trato de anticiparme a estas historias, pero la historia bursátil de Carbures ha terminado, más allá del precio, puesto que hoy cotiza el mañana y mañana no sabemos que sucederá. Por lo tanto, si no me permito ganar alrededor de un 1.000% en una inversión de este tipo, es que no tiene sentido, puesto que de alguna manera, admitimos que podemos perderlo todo. Mañana sucederá lo que tenga que suceder, pero los movimientos en la vida tienen que tener una dirección coherente y acorde a lo que debe ser. Por este motivo, comprendo las prisas de la propiedad por vender su compañía, puesto que al fin y al cabo si la burbuja estalla, la ampliación no será posible a precios caros y la captación de financiación deberá hacerse de una manera más gradual y lenta, lo que imposibilitaría el cumplimiento del plan de negocio o bien la dilución completa de la propiedad. Al final si vamos todos en el mismo barco, ¡aquí jugamos todos o no juega nadie! pero sinceramente, si me interesa el mundo de la inversión es por comprar buenos negocios y puede que Carbures lo sea, pero me interesa más comprarlos a buenos precios y esto señores, me descuadran. Que cada uno asuma las consecuencias de sus decisiones, por supuesto, esto es un libre mercado, pero luego no busquemos culpables en informes tendenciosos ni en reguladores ni en el propio mercado, puesto que mientras una acción sube de manera desproporcionada, nadie dice nada y francamente, las cosas terminan mal por culpa del dinero codicioso y esto es lo que genera una mala imagen en España y en el mercado alternativo bursátil, que espero que tras la farsa de Gowex, pueda continuar su andadura, pero de la forma que corresponde, y no es otra que ajustando el crecimiento real del BPA, con el desarrollo de la cotización.
Finalmente hay que entender que esto es un mercado y que las acciones suben cuando se compran y caen cuando se venden, obviamente. Si se negocian 10.000.000 de acciones, está claro que si el efecto rebaño incita a la compra, las acciones se estrangulan en su canal de oferta y demanda, y los precios suben de manera desproporcionada y esto pasa y pasará toda la vida, sean tulipanes, acciones, bonos o simplemente un kg de manzanas. ¿La contraparte? Un detonante, una llamada al sentido común que termina convirtiendo los cantos de sirena en pesadilla y que provoca un efecto venta masiva que termina con subastas de volatilidad y miles de inversores atrapados, por culpa de no poder vender unas acciones que ya nadie quiere. Esto pasa en todas y cada una de las burbujas puesto que insisto, esto es un libre mercado y en el mercado de acciones, como en todos los mercados la sobrevaloración de las expectativas, provocado por la codicia, es el principal motor del arrepentimiento. Al final si algún mercado debería cotizar en burbuja, es el mercado del sentido común que casualmente hoy en día, está inmerso en una gran tendencia bajista.
Así como Newton pudo predecir el movimiento de los astros y se arruinó en bolsa, al no poder predecir la locura de las personas, Warren Buffett dice que cuanto mayor sean los precios de las acciones, menor el retorno de ellas y es que en la bolsa, si bien es cierto que no se sabe cuando las cosas terminan, sí se sabe cómo terminan, y en este caso, simplemente deberíamos pensar como gente de negocios y decidir que a estos precios, Carbures no es una inversión con futuro sino una inversión que premia un futuro, el desenlace de la historia, solamente el tiempo la escribirá.
Gisela Turazzini
CEO Blackbird