Los compradores de la participación son la compañía petrolera más grande de Rusia Lukoil y un fondo de inversión mutualizada Gazprombank-Frezia. Esta operación implica que Enel se deshace de sus activos de generación de energía en el país, equivalentes a 5,6 gigavatios (GW) de capacidad y 300 megavatios (MW) de capacidad eólica en diferentes niveles de desarrollo.
"La transacción está en línea con el objetivo estratégico del grupo de centrar sus actividades principalmente en países donde tenga una posición integrada en la cadena de valor que pueda lograr crecimiento y mejorar la creación de valor de las oportunidades que ofrece la transición energética", ha subrayado la compañía.
Esta transacción tendrá un efecto positivo en la posición de deuda neta de la firma italiana en 550 millones de euros, aunque generará un impacto negativo en el beneficio neto de 1.300 millones de euros, debido a la liberación de una reserva de cambio de divisa de 1.100 millones de euros. Este impacto en las ganancias será únicamente a nivel contable, ha puntualizado Enel.
Con anterioridad, la empresa ya había adoptado una serie de medidas para separarse de su filial rusa. Por ejemplo, el consejo de administración cuenta con consejeros independientes de nacionalidad rusa, así como un gestor, también ruso, que solo informa a dicho consejo, además de que se habían dado por terminados todos los contratos intragrupo.