El Mercado de los Mostenses, protagonista de la visita que realizó ayer el Embajador del Perú a sus distintos puestos, acompañado de los chefs más destacados y prensa especializada

La Embajada del Perú quiso celebrar la prenavidad, con una visita de D. Luis Iberico, embajador del Perú en España al madrileño Mercado de los Mostenses, acompañado de los chefs más destacados, propietarios de los restaurantes peruanos en Madrid que fueron protagonistas este otoño del II Festival de la Tapa peruana-Ruta del Ceviche, y periodistas gastronómicos. D Rafael Ansón, presidente de la Academia Iberoamericana de Gastronomía, quiso apoyar también con su presencia este recorrido por uno de los mercados más emblemáticos de Madrid que tiene 16 puestos con productos de origen peruanos y que da trabajo a más de 70 compatriotas.

D. Luis Iberico dedicó unas palabras a todos los asistentes y en su recorrido por cada uno de los puestos del Mercado Municipal de los Mostenses, felicitó a los propietarios y emprendedores dando su apoyo como representante de la Embajada del Perú en España. 

Allí pudieron disfrutar de muchos de sus productos con Denominación de Origen, como el Pisco, el maíz blanco gigante Cusco, el Pallar de Ica, el café Villa Rica, considerado uno de los más finos del mundo o el café en grano verde, el Machu Pichu-Huadquiña. La sal de Maras, la Maca Junin-Pasco, las aceitunas de Tacma o el cacao del Amazonas fueron otros productos que pudieron disfrutarse en la degustación que los comerciantes prepararon para agradecer la visita al público asistente, con recetas como ceviches,, anticuchos, arroz chaufa, causa limeña, etc.

Ajís, batata, choclo o el aguacate, allí conocido como Palta son productos saludables, exóticos y sabrosos con los que los españoles nos hemos familiarizado en los últimos años y hemos sabido integrar en nuestra alimentación. 

El Mercado de los Mostenses es símbolo de esa multiculturalidad gastronómica de la que se disfruta en la capital y un lugar imprescindible para los amantes de la gastronomía. Inaugurado en 1946, hoy en día sigue siendo un símbolo de tradición y modernidad en Madrid.