El principio de acción - reacción es posible aplicarlo a multitud de ámbitos, y por supuesto, uno de ellos es el económico. Basta un rumor o una noticia para que el mercado comience su movimiento. Cada día se publican millones de ellas, y el efecto de algunas puede provocar que un valor se desplome, alcance máximos históricos o que la economía de un país se resienta. Pero más allá de la actualidad, también existen unos indicadores económicos -a nivel mundial- que tienen repercusión en los mercados financieros.
Algunos de estos indicadores son el PIB (indicador más usado para medir el crecimiento de un país), la creación de empleo, la confianza del consumidor, el IFO de Alemania, el PMI, así como la producción industrial de diferentes países.
El PIB podría verse afectado por Cataluña
Un ejemplo claro sobre la importancia de los indicadores como por ejemplo el Producto Interior Bruto se refleja con la reciente noticia del Gobierno donde revisa a la baja el PIB para el 2018 hasta el 2.3% desde el 2.6 para 2018.
Sin duda, esto es únicamente una previsión, sin embargo, nos adelanta lo que se espera de la economía española para el año que viene y qué dato caben esperar los inversores.
Un dato positivo de los indicadores impulsa el optimismo
Por lo tanto, podrían darse dos opciones, que el PIB fuese mejor de lo esperado; o por el contrario, que fuese un dato negativo. Álvaro Lisson, profesor del máster práctico de inversión y trading de Estrategias de Inversión explica que “un dato positivo de estos indicadores suelen impulsar el optimismo de los inversores en el mercado bursátil”.
Añade que, un ejemplo de ello es que en el momento en el que se aumenta el empleo o la confianza de empresarios y consumidores, mejoran las perspectivas para la economía y aumentan las ventas, lo que se traduce en unos mayores beneficios empresariales.
Eso sí, lo mismo ocurriría en el caso contrario. Si un dato es peor de lo esperado reinará el pesimismo entre los inversores. Por lo tanto, la revisión a la baja del PIB –sobre el papel- podría no sentar muy bien a los inversores si realmente esto se hace efectivo.
Dependerá del ciclo económico
No obstante, la reacción de los mercados a una noticia o a la publicación de los datos siempre dependerá del ciclo económico en el que nos encontremos.
Lisson explica en una de sus clases que “si la economía está en su punto más alto de la fase de expansión, un buen dato podría provocar una reacción negativa en el mercado bursátil”.
Añade que “esto último se debe a que el banco central correspondiente actuará con el fin de acabar con las presiones inflacionistas que puedan derivarse de la fortaleza de la economía".
Cataluña hace peligrar el PIB de 2018
A principios de septiembre, Funcas, ya avisó de los posibles riesgos que la crisis política de Cataluña podría traer. Afirmó que “aunque no se detectan impactos significativos ni sobre la economía ni sobre los mercados, de prolongarse indefinidamente el impasse afectaría a las primas de riesgo y aumentaría la carga financiera que soportan tanto el sector público como el privado debido al todavía elevado endeudamiento. Además, podrían aplazarse ciertas inversiones y producirse un proceso de relocalización de empresas, con el consiguiente efecto en la recuperación y la generación de empleos estables”.
Por su parte, el Banco de España también predijo los riesgos que rodeaban a las proyecciones de crecimiento del PIB en relación con las tensiones políticas en Cataluña que podrían afectar eventualmente a la confianza de los agentes y a sus decisiones de gasto y condiciones de financiación.
Economía en expansión, caída de los bonos
Pero los indicadores económicos no sólo pueden dar ‘sustos’ a la renta variable, sino que también hacen mella en el mercado de bonos.
Tal y como explica Álvaro Lisson en el máster de Estrategias de Inversión, “lo normal es que cuando una economía comienza a acelerar y a crear empleo se produzca una caída de los inversores del mercado de bonos” y viceversa.