El fisioterapeuta del Health Center Quirónprevencióny especialista en valoración y readaptación del sistema nervioso autónomo Víctor García Fonseca asegura que “el buen descanso no es compatible con la pantalla”. Y añade: “Uno de los efectos más estudiados es cómo el uso del móvil, o incluso su mera presencia, afecta a la calidad del sueño”.
Melatonina y radiación
Y es que las notificaciones, las vibraciones, los sonidos y, sobre todo, la luz azul que emite su pantalla altera la producción natural de melatonina, la hormona que regula el sueño. Esto hace que nos cueste más dormirnos, que el sueño sea más superficial y que nos despertemos con sensación de cansancio.
A la larga, esto puede traducirse en una acumulación de fatiga, mal humor, menor capacidad de concentración y mayor vulnerabilidad al estrés.
Además, hay diversos estudios que apuntan a un posible vínculo entre la exposición prolongada a la radiación electromagnética de los dispositivos móviles y alteraciones en el metabolismo. Algunos expertos sugieren que podría aumentar el riesgo de obesidad, diabetes tipo 2 e incluso problemas cardiovasculares, aunque todavía no existe consenso científico definitivo respecto a esto. En cualquier caso, la recomendación general apunta a aplicar el principio de precaución y reducir el contacto innecesario durante las horas de sueño.
No todo son riesgos invisibles: cargar el móvil bajo la almohada o sobre superficies blandas puede impedir que se disipe el calor, lo que, sumado a horas de carga ininterrumpida, puede causar un sobrecalentamiento peligroso. Aunque no es habitual, hay casos documentados de incendios y explosiones relacionados con teléfonos en mal estado o cargadores no homologados. Dormir con el móvil conectado, sin una superficie segura y ventilada, multiplica ese riesgo, especialmente en los meses de calor.
Dependencia tecnológica
Y, por supuesto, tener el móvil tan a mano también fomenta la dependencia tecnológica. Revisar redes sociales o mensajes en mitad de la noche, algo más frecuente de lo que se cree, interrumpe los ciclos de sueño profundo. Este comportamiento puede derivar en ansiedad nocturna, dificultad para concentrarse durante el día y una necesidad constante de estimulación digital. Sin darnos cuenta, el hábito de dormir junto al móvil puede convertirse en un círculo vicioso de insomnio y fatiga acumulada.
En consecuencia, los especialistas en sueño recomiendan dejar el móvil fuera del dormitorio o, al menos, alejado de la cama. El experto de Quirónprevención García Fonseca aporta recomendaciones prácticas: “Si necesitas tenerlo cerca por alguna razón, puedes activarlo en modo avión, desactivar notificaciones o programarlo para que entre en modo ´’no molestar’. Otra opción saludable es recuperar el despertador tradicional y limitar el uso de pantallas al menos media hora antes de dormir”. Pequeños cambios que pueden marcar una gran diferencia.
Dormir con el móvil cerca parece cómodo, pero puede tener un coste elevado para la salud, el descanso y el bienestar diario. A veces, lo mejor que uno puede hacer por uno mismo es desconectarse. Porque descansar bien no empieza cuando se apagan las luces, sino cuando se apagan también las distracciones.