Se trata de un fenómeno muy particular que está adquiriendo relevancia en Europa: un enfoque cada vez mayor en la rentabilidad que ofrecen las acciones de las compañías inmersas en procesos de simplificación corporativa. Operaciones que van en aumento impulsadas por el activismo y la disrupción.
Así lo confirma el estudio realizado por los analista de J.P Morgan Banca Privada que asegura queen los últimos 18 meses, han aumentado las fusiones y adquisiciones, gracias a un entorno de fuerte crecimiento de beneficios, aumento de la confianza empresarial, valoraciones atractivas, volatilidad en niveles históricamente bajos y buenas condiciones de financiación.
La abundancia de compradores con liquidez ha hecho que compañías de distintos sectores utilicen las fusiones y adquisiciones para reestructurar y simplificar sus operaciones. La desinversión o escisión de activos no estratégicos o de menor rentabilidad, a múltiplos típicos de final de ciclo, unido a una reorientación hacia el negocio principal, puede hacer que se materialice un valor significativo para los accionistas. Este incremento de valor resultante es consecuencia del potencial crecimiento en beneficios y expansión de múltiplos.
“Utilizando un análisis ascendente (“bottom-up”) – explica Luis Artero,Director de Inversiones de J.P. Morgan Banca Privada en España-, identificamos oportunidades de inversión atractivas en aquellas empresas europeas que puedan liberar valor intrínseco de la suma de sus partes, y que sean capaces de reactivar el crecimiento de los beneficios a través de una simplificación corporativa.”
Centrarse en el negocio principal se premia…
El ritmo del cambio tecnológico sigue aumentando, y las disrupciones que acarrea están afectando a compañías de todos los sectores. La tecnología altera la distribución de los beneficios entre competidores, aumentando la diferenciación entre las empresas de más éxito y el resto de la competencia. “Resulta cada vez más necesario –asegura el informe- que en determinados sectores los ejecutivos concentren sus estrategias empresariales y reduzcan la complejidad de sus negocios que se ha acentuado durante la última década”.
También se ha producido un renacer del activismo accionarial en todo el mundo y en múltiples sectores. En general, los activistas exigen cambios, con el objetivo último de crear valor, a menudo mediante la búsqueda de potenciales compradores de la empresa en su conjunto o dividida en partes. Más recientemente, los activistas también han promovido objetivos no financieros, buscando influir en la estructura de gobierno corporativo de la compañía, así como en su comportamiento medioambiental y social.
“A los activistas accionariales ya no les intimidan las compañías de mayor tamaño. De hecho, muchos casos de activismo del último año han afectado a nombres muy conocidos, con importantes capitalizaciones bursátiles,” afirma Artero. “Aunque las tácticas de los activistas se mueven en un rango entre amistoso y hostil, creemos que se camina hacia un enfoque de mayor cooperación entre el activista, la dirección de la compañía y otros accionistas institucionales. Creemos que continuará la tendencia del activismo accionarial y la implicación del accionista en compañías de gran capitalización, especialmente en Europa, donde vemos mucho recorrido hasta que se alcance el nivel de Estados Unidos.”
… y se generan acciones más rentables
Los análisis de J.P. Morgan sobre una muestra de empresas europeas en los últimos 18 meses muestran que la compra de acciones en el día en el que se declara una desinversión o escisión significativa, manteniéndolas en cartera seis meses, genera unos resultados anualizados superiores en un 2.4% al índice Stox600. Comprar antes del suceso catalizador ha demostrado históricamente ser aún más lucrativo. Los inversores que mantenían estas acciones 12 meses antes del anuncio y las conservaron hasta seis meses habrían obtenido un exceso del 14,6% sobre dicho índice. El análisis de las empresas que están experimentando una simplificación sustancial en su estructura también muestra que sus acciones obtenían mejor comportamiento de forma consistente frente a su sector.
“Creemos que hay dos motivos principales por los que la simplificación corporativa puede seguir siendo un tema capaz de generar exceso de rentabilidad de forma sostenida. En primer lugar, si el activo en el que se ha desinvertido diluía el crecimiento, la nueva entidad podría lograr un impulso en el crecimiento orgánico de las ventas y/o el resultado, que rara vez pasará desapercibido para el mercado bursátil. Las empresas con un crecimiento superior, real o esperado, suelen negociarse a múltiplos más altos,” afirma Artero.
En segundo lugar, según el criterio de JP Morgan, las organizaciones complejas, compuestas por múltiples divisiones, como por ejemplo, una sociedad holding o un conglomerado empresarial con segmentos de negocio no relacionados, podrían cerrar el diferencial entre su valoración implícita derivada de la suma de sus partes si escinde uno o más activos, de forma que la cartera que quede pueda ser mejor apreciada y valorada por el mercado.
Todos los sectores se suman a la búsqueda de acciones rentables
En Europa, en casi todos los sectores, J.P. Morgan observa un mayor enfoque de las empresas en maximizar su valor a través de la simplificación de sus negocios. Se pueden encontrar ejemplos en los sectores de operadores hoteleros (separando las propiedades inmobiliarias de las operaciones de gestión), seguros (escindiendo negocios de gestión de activos y determinadas carteras de seguros), farmacéuticos (escisión de activos de atención al consumidor y de clusters de innovación).
Asimismo, las sociedades holding, las empresas automovilísticas europeas, las grandes empresas petrolíferas y las compañías de mediana capitalización ofrecen oportunidades atractivas en toda Europa.
El informe de la entidad estadounidense concluye que durante la primera mitad de 2018 se ha observado cómo los cambios en la cartera de una empresa pueden tener un efecto significativo en su valor bursátil, ayudando a las acciones a obtener rentabilidades superiores tanto a las de su sector como a las del índice de renta variable europea en general.
La presencia de activistas accionariales en Europa podría motivar aún más a los equipos directivos a pasar a la acción cuando el valor bursátil de una compañía esté por debajo de su valor intrínseco. En J.P. Morgan esperan que continúe la simplificación de las carteras como tema de inversión generador de alpha (exceso de rentabilidad), y observamos muchas oportunidades para materializar valor en toda Europa.”