El infarto de miocardio o ataque al corazón es peligroso. Se trata de una situación grave de salud que, de no tratarse a tiempo, puede poner en peligro la vida de quien lo padece. Es por ello que detectar a tiempo sus síntomas es clave. No debemos olvidar que en ocasiones, algunos pacientes pueden presentarse con una sintomatología que puede ser atípica como ocurre en ocasiones en pacientes de sexo femenino, pacientes diabéticos o de edad muy avanzada.
“Es importante acudir a Urgencias en el caso de detectar un dolor torácico sin causa aparente que puede irradiarse a los brazos, la espalda, el cuello, o la mandíbula; y, más aún si va acompañado de malestar general, de náuseas, de exceso de sudor, de ahogo, o angustia. Ya en el Hospital, el electrocardiograma permite detectar la mayoría de los casos de esta enfermedad”, destaca el doctor Julio Carballo Garrido, jefe del Servicio de Cardiología del Centro Médico Teknon y del Hospital El Pilar (Barcelona).
Por eso, ante la mínima sospecha, siempre conviene acudir a urgencias para comprobar si se trata o no de un ataque al corazón. Este especialista recuerda que anualmente se producen más de 100.000 casos de infarto agudo de miocardio en España: “A pesar de su alta incidencia, gran parte de la población no sabría identificar las señales de alerta de un ataque cardiaco siendo todavía más difícil cuando la presentación clínica no es la típica como puede ocurrir en ocasiones.
Concretamente, el doctor Carballo subraya que las personas que sufren un infarto agudo de miocardio suelen percibir que les está ocurriendo algo importante, siendo sus principales indicios:
- Dolor u opresión en el centro del pecho que puede propagarse a los brazos, a la espalda, al cuello, o a la mandíbula.
- Malestar general.
- Angustia.
- Sudoración.
- Náuseas.
- Ahogo.
SINTOMATOLOGÍA MÁS INESPECÍFICA EN LA MUJER
Destaca el jefe del Servicio de Cardiología del Centro Médico Teknon y del Hospital El Pilar que en el caso de las mujeres se ha observado que pueden manifestar síntomas de infarto de miocardio menos típicos “Esto puede dificultar el diagnóstico, más aún en el caso de mujeres jóvenes por lo inesperado pudiendo todo ello retrasar incluso la llegada al Hospital.”
Así, precisa que, en el caso femenino, las señales de infarto pueden ser:
- Dolores torácicos poco específicos.
- Dolores epigástricos.
- Dolores de espalda.
- Ahogo.
- Agotamiento, cansancio inusual o astenia antes del ataque cardiaco.
“La enfermedad coronaria en la mujer, además, se presenta unos 10 años más tarde si lo comparamos con los hombres. Esto, sumado al retraso en el diagnóstico, da lugar a un mayor índice de mortalidad por esta enfermedad en la población femenina”, remarca el experto.
PUEDE OCURRIR DE REPENTE
Precisamente, en alrededor del 50% de los casos el infarto de miocardio, según prosigue el cardiólogo, no existían datos previos de enfermedad coronaria en esos pacientes.
“El infarto de miocardio no tiene porqué presentarse en relación a un esfuerzo físico intenso. Sí es cierto que, en los pacientes con enfermedad coronaria grave, conocida o no, el ejercicio intenso sí puede actuar como desencadenante de la angina de pecho o del ataque cardiaco”, insiste.
En el caso de las personas con diabetes aún se dificulta más la detección del ataque al corazón, reconoce este doctor, porque según explica, y especialmente en las edades más avanzadas, pueden manifestarlo de forma diferente, solamente con malestar general, con sudoración, con agotamiento extremo, o con ahogo.
“Hay que tener en cuenta que los pacientes con diabetes, en ocasiones, presentan una neuropatía que puede impedirles sentir el característico dolor torácico. Asimismo, estas situaciones también pueden suceder en adultos de edad avanzada, lo que complica la detección precoz del infarto agudo de miocardio”, agrega.
Por otro lado, el doctor Carballo resalta que la incidencia del infarto de miocardio aumenta con la edad; por lo que no es habitual en jóvenes, si bien afirma que existen excepciones en el caso de ciertas enfermedades como pueden ser la diabetes mellitus tipo I, dislipemias familiares o incluso el caso de pacientes con un hábito tabáquico importante adquirido ya en edades tempranas. Todo ello, a veces coincidente, acelera mucho el proceso de arterioesclerosis o envejecimiento de las arterias coronarias.
“Otro posible desencadenante de un infarto de miocardio en jóvenes puede ser el consumo de ciertas drogas que favorecen el espasmo de las arterias coronarias y la tendencia a la trombosis. Igualmente, la combinación en mujeres jóvenes de tabaco y anticonceptivos orales, puede ser el desencadenante de un ataque cardíaco.
La enfermedad coronaria precoz en familiares de primer orden incrementa también la probabilidad de infarto de miocardio en el joven.
Por otro lado, advierte de que, en el joven, siempre por inesperado, el diagnóstico del infarto de miocardio puede retrasarse significativamente.
“El tratamiento del infarto consiste en realizar un cateterismo cardíaco. Dicho procedimiento permite averiguar cuál es la arteria coronaria que se ha ocluido y que por lo tanto está produciendo el infarto. Acto seguido se procede a la apertura mecánica de la arteria o angioplastia mediante el inflado de un balón y la implantación en la mayoría de los casos de un stent o prótesis intracoronaria. Este tratamiento para el infarto ha logrado reducir la mortalidad y mejorar el pronóstico”, concluye el jefe del Servicio de Cardiología del Centro Médico Teknon y del Hospital El Pilar.