La banca andorrana cierra 2024 con un beneficio agregado de 175 millones de euros, un 7% más

El sector bancario andorrano ha cerrado el ejercicio 2024 con un beneficio agregado de 175 millones de euros, lo que representa un incremento del 7% respecto al año anterior. Este crecimiento ha sido impulsado, principalmente, por el aumento de los ingresos derivados de los tipos de interés y por una sólida capacidad de adaptación del modelo de negocio a las nuevas condiciones del mercado y a las necesidades de la clientela.

El total de recursos gestionados de clientes (depósitos, fondos de inversión y mandatos de gestión) por parte de las entidades bancarias ha alcanzado los 91.090 millones de euros, un 23% más que en 2023, con un crecimiento de los depósitos del 17%, consolidando a Andorra como una plaza financiera competitiva y de confianza.

Un modelo rentable, diversificado y sostenible

El modelo de negocio de la banca andorrana ha demostrado ser sostenible a lo largo del tiempo, rentable y diversificado, tanto por los servicios que ofrece —banca comercial y banca privada— como por su presencia geográfica.

Las entidades han alcanzado una rentabilidad (ROE) del 10,7%, en línea con la media europea y 320 puntos básicos por encima de la de 2023. El ROA se ha situado en el 0,88%, manteniéndose por encima de la media europea. Todo ello en un contexto de descenso de los tipos de interés, que las entidades han sabido gestionar con eficacia.

Fortaleza estructural: solvencia y liquidez por encima de los estándares europeos

Los datos confirman la solidez del sistema financiero andorrano. A 31 de diciembre de 2024, la ratio de solvencia CET1 se sitúa en el 17%, por encima de la media europea (16%). La ratio de cobertura de liquidez (LCR) es del 278%, muy por encima del mínimo regulador del 100% y de la media europea (161%).
Además, la ratio de financiación estable neta (NSFR), que mide la estabilidad a largo plazo del pasivo de las entidades, se sitúa en el 169%, claramente por encima de la media de la banca europea, que es del 127%. Este dato refleja la capacidad de las entidades andorranas para mantener una estructura de financiación sólida y estable a largo plazo.

Asimismo, la ratio de morosidad se ha reducido hasta un nuevo mínimo histórico del 1,8%, gracias a políticas prudentes de concesión y seguimiento del riesgo de crédito, y al buen comportamiento de la economía andorrana.

Compromiso con el crecimiento económico del país

La banca andorrana ha reforzado su compromiso con la economía nacional durante 2024, apoyando tanto al tejido productivo como a las familias. En concreto, se ha canalizado nueva financiación por valor de 1.047 millones de euros, lo que representa cerca del 30% del PIB. La inversión crediticia total en el país ha alcanzado los 5.000 millones de euros, un 6% más que en el ejercicio anterior. Este volumen de financiación representa el 140% del PIB, un porcentaje que supera al de economías similares a Andorra y pone de manifiesto el papel clave del sector bancario en el dinamismo y la transformación de la economía andorrana.

Durante este periodo, se han formalizado 769 nuevas hipotecas por un volumen total de 412 millones de euros, y se han concedido préstamos a empresas y particulares por 635 millones de euros. Paralelamente, el volumen de pagos con tarjeta ha alcanzado los 1.798 millones de euros, un 7% más que el año anterior, representando el 48% del PIB.

Un sector reconocido por su estabilidad y competitividad

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha destacado el papel relevante del sistema financiero andorrano, que representa el cuarto sector más importante de la economía del país. El organismo internacional subraya la diversificación del modelo de negocio, con una combinación equilibrada entre banca comercial y banca privada, y pone en valor la resiliencia del sector ante escenarios adversos.

Según Esther Puigcercós, directora general de Andorran Banking: “Las entidades andorranas tienen una posición de capital sólida y unas ratios de liquidez claramente por encima de la media europea. Contar con un sector bancario robusto es fundamental para impulsar la competitividad y acompañar el crecimiento de la economía andorrana.”

Estos datos corresponden a un avance de los cierres oficiales a 31 de diciembre de 2024, pendientes de revisión y aprobación por parte de los auditores y de los órganos de administración de cada entidad.