Experta destaca que es necesaria “una adaptación previa y progresiva de padres e hijos para vivir la incorporación a la guardería con naturalidad”

La incorporación de los niños a la guardería por primera vez puede ser vivido como un acontecimiento estresante tanto para padres y cuidadores como para los hijos, por lo que es necesaria “una adaptación previa y progresiva para vivir este momento de cambio con naturalidad y alegría”, según ha indicado Alba Jurado, psicóloga infantil y juvenil del Hospital Quirónsalud Córdoba.

Alba Jurado ha explicado que las emociones que atraviesan los padres en esta etapa son a menudo minimizadas y vividas en soledad, ya que supone un cambio en la rutina diaria que requiere una reorganización familiar. En este sentido, ha afirmado que cuando hablamos de la adaptación de un niño a la guardería, las habilidades de afrontamiento de los padres juegan un papel fundamental, por lo que “es importante abordar cómo actuar en estos momentos, lo que les capacitará para hacer de agentes contenedores de las emociones de sus hijos y garantizar una correcta adaptación en el inicio de su escolaridad”.

Para que el proceso de adaptación sea lo más exitoso posible, es aconsejable anticipar las rutinas que tendrán lugar durante el curso escolar. Para ello, unos días antes del comienzo del curso, habría que instaurar progresivamente en casa unos horarios parecidos a los que tendrán en el centro educativo. 

Es importante evitar que coincida el inicio de la guardería con aprendizajes de nuevos hábitos como control de esfínteres, cambio de habitación o retirada del chupete. Es mejor posponer objetivos conductuales en casa hasta que pasen algunas semanas y “nos aseguremos de que el niño está completamente adaptado a la guardería”, ha señalado la psicóloga infantil.

Mostrar una buena actitud es fundamental para facilitar la incorporación, para ello no debe asociarse la guardería con llanto o con emociones negativas en casa. “Anticipar que el niño reaccionará mal o llorará no es acertado, incluso cuando los niños no lloran no significa que ya esté adaptado, así que debemos ser pacientes y estar abiertos a sus cambios de comportamiento”, ha afirmado. 

Familiarizarse con el nuevo entorno

Hay que realizar una visita previa a la guardería con el niño para conocer las instalaciones, al profesorado y resto de personal, con el fin de “familiarizarnos con el nuevo entorno cuanto antes”. Alba Jurado ha destacado que, en la medida de lo posible, es conveniente hacer los reajustes necesarios en el ámbito laboral para acompañar a los pequeños y que sea papá o mamá o ambos quienes los lleven y los recojan los primeros días.

Es recomendable dar importancia a la puntualidad, intentando dejar al niño y recogerlo siempre a la misma hora y evitar retrasos o imprevistos de último momento. Apostar por la incorporación progresiva es una buena táctica, según la psicóloga, la mayoría de las guarderías cuentan con un período de adaptación durante el cual van aumentando las horas de asistencia a la guardería hasta alcanzar el horario completo. Otra recomendación a tener en cuenta es que, a la hora de despedirnos, “tenemos que mostrar seguridad y no alargar las despedidas. Lo ideal es acercanos y despedirnos siempre mostrando seguridad y confianza”.

Además, al recogerlo de la guardería, “es beneficioso dedicarle un tiempo extra haciendo alguna actividad agradable para el niño en nuestra compañía y ser tolerantes con los cambios de comportamiento fuera de casa, ya que pueden mostrar irritabilidad, cambios en el sueño o retroceso en algún hito del desarrollo”, ha destacado Alba Jurado.