La llegada de Trump a la Casa Blanca ha supuesto un abrupto cambio de sentido en la política americana, que genera incertidumbre y desconfianza tanto dentro como fuera de EE.UU., lo que se está reflejando en las cotizaciones. “Mientras en América el mercado parece estar anticipando una fuerte desaceleración económica, lo que lleva a una reducción de las expectativas de tipos de interés, en Europa el mercado descuenta un repunte del crecimiento y de las emisiones de deuda”, comenta en su última carta a clientes Emilio Ortiz, director de Inversiones de Mutuactivos.
Si tras las elecciones de noviembre el mercado apostaba porque las políticas del presidente electo contribuirían a revitalizar el crecimiento económico de aquel país en detrimento del resto del mundo, durante el primer trimestre de 2025 hemos vivido una fuerte reversión del “Trump Trade”. “Quizás la mejor evidencia de esto es la notable divergencia de comportamiento entre los mercados americanos y europeos. Mientras en EE.UU. vemos caídas en los tipos de interés y en el dólar, en Europa el comportamiento ha sido prácticamente el opuesto, con un repunte en los tipos de interés a largo plazo y en el euro”, explica Ortiz.
Objetivo: reducir el déficit
La reducción del déficit es uno de los principales objetivos en política económica de la nueva administración americana. “Trump cree que el déficit comercial es injusto y para corregirlo propone la imposición de aranceles y tasas que graven las importaciones, confirmando así el fin del proceso de globalización que los propios EE.UU. lideraron durante las últimas décadas. En teoría, estas medidas permitirían sustituir los productos importados por otros fabricados en los EE.UU., lo que contribuiría a la revitalización del sector industrial americano”, analiza el directivo.
Emilio Ortiz opina que el plan de Trump también requiere debilitar su divisa, ya sea forzando a la FED para que baje los tipos de interés o bien mediante un acuerdo multilateral con sus socios comerciales. “Estos acuerdos incluirían exigencias para garantizar que el dólar mantiene su hegemonía como moneda de reserva mundial y sanciones para aquellos que no las acepten”, argumenta.

En el mercado, algunos economistas opinan, no obstante, que el verdadero origen del déficit exterior americano reside en la fortaleza de la demanda interna, y que la apreciación del dólar es consecuencia del mayor dinamismo económico de los EE.UU., que atrae capitales del exterior, generando un círculo virtuoso de inversión y crecimiento. “Si esto es así, la reducción del desequilibrio en la balanza de pagos requiere frenar el consumo interno y conseguir que otros países, como China, ahorren menos y gasten más. Pero, teniendo en cuenta la relevancia del consumo en la economía americana, no parece que esto sea posible sin que medie una recesión”, explica Emilio Ortiz.
“Además, dado que a corto plazo EE.UU. no tiene capacidad para aumentar su producción industrial de manera significativa, la consecuencia más inmediata de una subida de aranceles será un aumento generalizado de los precios y una merma de la capacidad de compra de los consumidores”, expresa.
Recortes de impuestos
El otro gran pilar de la política económica de Trump es la extensión de los recortes de impuestos aprobados en 2017, que deberá ser acordada por el Congreso este mismo año. Para tratar de equilibrar el tremendo impacto que esta medida puede tener en las ya deterioradas cuentas públicas americanas, además de contar con una mayor recaudación arancelaria, la nueva administración ha lanzado un agresivo programa de recorte de gastos, liderado por el Departamento para la Eficiencia del Gobierno (DOGE en inglés).
“El problema es que equilibrar las cuentas públicas reduciendo el gasto es un reto muy difícil de conseguir, sobre todo cuando más de dos tercios de ese gasto es no discrecional (sanidad, pensiones e intereses de la deuda). Por todo ello, hay dudas sobre el éxito de esta estrategia, que podría poner en riesgo la credibilidad de las finanzas públicas americanas a medio plazo”, comenta Ortiz.
Crecimiento en Europa
Para el directivo de Mutuactivos, aunque Europa parte de una situación económica bastante peor a la de EE. UU., el enfriamiento en las relaciones transatlánticas podría suponer un importante revulsivo para la economía del Viejo Continente. “Como ya vimos en 2011 o 2020, los grandes acuerdos europeos son siempre más fáciles cuando la situación es complicada”, recuerda.
“Parece que, finalmente, los líderes europeos se han dado cuenta de que Europa no puede depender de terceros para su seguridad y que, por tanto, necesita aumentar el gasto en defensa. Todavía queda mucho por concretar, y la maquinaria europea es muy lenta, pero Alemania, el país de la Unión con mayor capacidad fiscal, ya ha dado un paso decisivo en esa dirección, aprobando un cambio constitucional que le va a permitir una fuerte expansión del gasto público en los próximos años”, explica Emilio Ortiz.
Otra iniciativa que se está analizando es la de crear un mecanismo para que parte del exceso de ahorro que ahora mismo los europeos invertimos en los mercados de capitales americanos, unos 300.000 millones de euros al año según la Comisión Europea, se reinviertan en Europa. La idea es fomentar vehículos que ofrezcan ventajas fiscales a quienes inviertan su dinero aquí, contribuyendo así a revitalizar nuestra economía.
Posicionamiento de Mutuactivos
Teniendo en cuenta este contexto macroeconómico, en Mutuactivos, a medida que las primas de riesgo se han ido contrayendo, han ido reduciendo la exposición a renta fija privada y aumentando transitoriamente la liquidez a la espera de nuevas oportunidades de inversión. “Creemos que la renta fija sigue ofreciendo un binomio rentabilidad–riesgo interesante”, apunta Ortiz.
En relación con la renta variable, en la gestora siguen viendo oportunidades, sobre todo en Europa. “El aumento de la incertidumbre produce volatilidad y eso genera oportunidades”, concluye Emilio Ortiz.