El Instituto Español de Analistas, asociación que agrupa a 1.400  profesionales del análisis, ha publicado una nota en la que examina las repercusiones del  impuesto extraordinario sobre las entidades bancarias en España. El análisis alerta que esta  medida podría restringir el acceso al crédito para las pequeñas y medianas empresas (pymes). 

En su análisis, el Instituto advierte del riesgo de que esta política fiscal desincentive la inversión  y la innovación en el sector bancario, al reducir la capacidad de crecimiento orgánico del  capital y dificultar la concesión de crédito, especialmente en tiempos de mayor incertidumbre  económica. 

La situación fiscal de España al igual que la de otras grandes economías de la UE es frágil y en  este contexto es especialmente importante mantener la ortodoxia fiscal y evitar las medidas  que expulsen al capital porque contravengan principios básicos de inversión, reduzcan la  visibilidad o alimenten la desconfianza. 

Cualquier distorsión o discriminación fiscal debilita el atractivo de un sector poniendo en  riesgo su capacidad de atraer capital para crecer e innovar. Una fiscalidad mal planteada  puede tener consecuencias difíciles de valorar en amplitud y profundidad. 

El capital privado sigue siendo un elemento crítico del sistema económico de nuestro entorno.  Toda regulación y en especial las medidas fiscales debieran tener en cuenta los conceptos de  rentabilidad y riesgo y no debieran penalizar el tamaño o la buena evolución de los beneficios.  Y en el caso de hacerlo debería tener en cuenta la rentabilidad sostenida, como métrica más  relevante del buen desempeño de una actividad. La realidad es que los beneficios de una  empresa pueden parecer abultados o experimentar una buena evolución y sin embargo  ofrecer una rentabilidad poco atractiva. 

El negocio de la banca es cíclico y los riesgos que lo acompañan son muy considerables.  Ninguno de estos factores debe ser ignorado por las políticas fiscales que se implementen.

Partiendo de la base de que la perpetuación del impuesto es perjudicial para el sector, sus stakeholders y la economía española, y que la situación óptima sería su supresión, se considera  que en el caso de que se perpetúe la Ley ésta debiera incorporar las recomendaciones del  Banco de España, el BCE y el FMI sobre la conveniencia de que el gravamen tenga en cuenta  el impacto del ciclo económico y el coste del riesgo. 

La nota también destaca que la aplicación permanente del impuesto podría provocar un  efecto negativo en la valoración de los tres mayores bancos españoles del orden del 14%. Este  efecto negativo en la valoración se derivaría principalmente de la mayor carga fiscal que el  impuesto impone sobre el sector bancario, llevándolo en la práctica a un tipo efectivo del 35%,  frente al 25% general aplicado a otras actividades económicas. 

El informe subraya que este tipo de medidas fiscales incrementa las dificultades para atraer  capital y mantener la rentabilidad en un sector que desempeña un papel esencial en la  economía nacional.