“Los estudios científicos demuestran los beneficios que tiene la actividad física en la reducción del riesgo de sufrir un tumor”, apunta la doctora Elena Aguirre, directora del Instituto Oncológico Quirónsalud Zaragoza. ”Respecto al cáncer de mama –añade–, sabemos que esta disminución se sitúa entre un 20 y un 25%”.
¿Qué tipo de actividad es aconsejable?
Por este motivo, la especialista recomienda una serie de pautas que pueden ayudar a reducir el riesgo de padecer cáncer de mama. “Las guías clínicas, así como la Organización Mundial de la Salud (OMS), aconsejan un tipo de ejercicio combinado con 150 minutos semanales de actividad cardiovascular, como caminar, correr o nadar, y dos sesiones a la semana de entrenamiento de fuerza de unos 30 minutos cada una”. A su vez, es conveniente seguir una dieta mediterránea, rica en frutas y verduras, limitando las grasas y evitando alcohol.
No obstante, hay variables que no son prevenibles, como los antecedentes familiares, la edad o el sexo, entre otros. Por ejemplo, las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de sufrir cáncer de mama.
Durante y después de un cáncer
Durante el proceso, las pacientes diagnosticadas también encuentran en el ejercicio un gran compañero de viaje para mitigar los efectos secundarios. “Uno de los principales problemas es la astenia, una fatiga intensa que afecta a la mayoría de las mujeres sometidas a tratamientos oncológicos”, explica la doctora. En este sentido, el deporte ayuda a combatir ese agotamiento, mejorando su calidad de vida y convirtiéndose en un elemento esencial para su bienestar físico y emocional.
“Por otro lado -añade-, a lo largo de la enfermedad, la actividad física también ha demostrado su eficacia en la prehabilitación, es decir, el tiempo que transcurre desde que se diagnostica hasta que se realiza la maniobra quirúrgica”.
Tras el tratamiento, la especialista aconseja retomar la práctica deportiva lo antes posible, a no ser que haya algún inconveniente médico, puesto que reduce el riesgo de recaída de la enfermedad y de muerte.
Atención especializada para una detección precoz
En los últimos años, hay dos factores que explican el aumento de la supervivencia en pacientes con cáncer de mama, según puntualiza la doctora. “Por un lado, la mejora de los tratamientos sistémicos, que disminuye la posibilidad de recurrencia. Y, por otra parte, el impacto de la detección precoz, ya que permite diagnosticar la enfermedad en un estadio inicial, lo que incrementa las probabilidades de curación y facilita llevar a cabo terapias menos invasivas”, puntualiza.
Quirónsalud cuenta con un amplio equipo de expertos en el que el trabajo multidisciplinar es fundamental. Cada paso se coordina y optimiza de forma conjunta para ofrecer al paciente una atención integral e individualizada bajo un acompañamiento continuo centrado siempre en su bienestar y cuidado.
Para ello, son esenciales los 'comités de tumores': reuniones periódicas en las que intervienen tanto los miembros de las distintas unidades multidisciplinares como los de las áreas de apoyo o de los diferentes servicios hospitalarios. En estos encuentros, se plantea el abordaje de cada caso, poniendo al servicio del paciente todos los recursos disponibles desde los distintos enfoques de cada especialidad y atendiendo a su situación y necesidades particulares.
Junto al uso de equipos de última generación, esta pauta de trabajo permite una mayor precisión en el diagnóstico y la elección del tratamiento más adecuado. Igualmente, el centro hospitalario cuenta con radiólogos especializados en mama, lo que aumenta la eficacia de estas técnicas y proporciona los mejores resultados.