Como señala el Dr. Tomas Datino, jefe de la Unidad de Arritmias del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, “cada vez es más evidente que diversas afecciones cardiacas juegan un papel en la generación de muchos ictus, de donde surge la importancia de una perspectiva integrada en la prevención y el tratamiento de estas enfermedades”.
Cerebro-Corazón
La interconexión entre la salud cardiovascular y cerebral está cada día más acreditada. Hay que considerar que las enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares constituyen la principal causa de muerte en países desarrollados, lo que refuerza la noción de que el mantenimiento de una óptima salud cardiovascular es esencial para la protección del cerebro.
Factores de riesgo como el tabaquismo, el colesterol elevado, la hipertensión arterial y algunos tipos de diabetes, al ser controlados o prevenidos, pueden reducir significativamente el riesgo de patologías cardiacas y cerebrales.
La fibrilación auricular se presenta como la principal causante de trombos intracardiacos. Esta patología, caracterizada por una contracción auricular rápida e irregular, provoca una circulación sanguínea lenta y turbulenta, que crea el ambiente perfecto para la formación de trombos. Estos coágulos sanguíneos, al desplazarse hacia el cerebro, pueden obstruir vasos sanguíneos estrechos y desencadenar finalmente un ictus.
La buena noticia es que el tratamiento de la fibrilación auricular y la prevención de la formación de trombos ha evolucionado más allá del uso exclusivo de anticoagulantes. En pacientes para quienes la anticoagulación no es viable, se ofrece como alternativa la implantación de un dispositivo que ocluye la orejuela izquierda, previniendo así la formación de coágulos sin recurrir a la terapia anticoagulante tradicional.
Trombos viajeros
Más allá del corazón, la formación de trombos también puede tener lugar en las venas de las piernas, una patología conocida como trombosis venosa profunda. Estos trombos pueden migrar al cerebro a través de un foramen oval permeable, es decir, un orificio entre las aurículas que debió cerrarse tras el nacimiento pero que en algunos casos permanece abierto. El cierre percutáneo del foramen oval se revela pues como una estrategia crucial para prevenir el paso de estos trombos al cerebro y el consecuente riesgo de ictus.
En todo caso, lo que acreditan las más recientes investigaciones, de las que se ha hecho eco el Dr. Datino y la unidad que dirige, es que hay que incidir en la buena salud cardiovascular para garantizar la salud cerebral. Una mala circulación genera trombos que pueden llegar al cerebro y provocar infartos cerebrales, y en muchas ocasiones, determinados tipos de demencia.
De ahí que un buen tratamiento de prevención de la salud cardiovascular -dieta sana, ejercicio constante y descanso adecuado- sean una fórmula imbatible no solo para mantener sano el corazón sino para garantizar el buen estado del cerebro.
Ambos órganos, corazón y cerebro, son dos caras de la misma moneda: nuestra salud.