El cambio climático, la contaminación, el exceso de residuos, la desaparición de ecosistemas o la reducción de los recursos hídricos son temas que interesan y preocupan cada vez más a la sociedad civil. Los estados tratan de identificar los desafíos globales en materia de medio ambiente a través de iniciativas como la Agenda 2030, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) o el Acuerdo de París. Pero los ciudadanos no solo pueden contribuir con ellos adoptando hábitos más sostenibles; también pueden hacerlo a través de la inversión. Invertir en productos financieros sostenibles permite apoyar a empresas y proyectos que buscan construir un futuro mejor, y además, puede ser una forma de diversificar la cartera.
Un vehículo para llevarlo a cabo pueden ser los ETF, o fondos cotizados que replican a un índice. Se trata de un instrumento fácil de gestionar. De hecho, el 30% de los inversores privados que utilizan plataformas de inversión eligen esta alternativa para invertir en productos sostenibles, de acuerdo a los datos internos de Scalable Capital. “Este porcentaje responde tanto a a una evaluación del riesgo a largo plazo como a un cambio de mentalidad. Dado que los inversores suelen pensar en términos de 20-30 años cuando consideran la rentabilidad, las inversiones ASG pueden ser una opción estratégica, más allá de meras consideraciones morales. En definitiva, la inversión sostenible forma parte de un proceso más amplio de evaluación de riesgos a la hora de invertir dinero”, apunta Adrián Amorín, country manager para España de Scalable Capital.
Transparencia y diversificación
La inversión sostenible se centra en empresas que siguen criterios ambientales, sociales o de gobernanza (ASG) y/o tienen una estrategia en marcha para mejorar y desarrollar acciones en estas áreas. En cuanto a la parte más ambiental de este triple impacto, algunas organizaciones cotizadas en bolsa se comprometen con la reducción de sus propios residuos mediante el reciclaje, o llevando a cabo planes para “descarbonizarse” y así reducir su huella ambiental. La inversión sostenible también engloba a empresas que se dedican a las energías renovables, o al desarrollo de tecnologías innovadoras que permiten un mejor aprovechamiento de los recursos naturales, o a producir nuevos materiales menos contaminantes… y un largo etcétera.
La ventaja de los ETF temáticos de sostenibilidad es que son más transparentes que otras opciones de inversión, ya que, como el resto de ETF, permiten visualizar de manera sencilla los valores subyacentes que los componen. De esta manera, podemos ver qué empresas, regiones e intereses están presentes en el producto, y considerar si se alinean con nuestros valores y perspectivas de sostenibilidad y rentabilidad. “La transparencia del ETF ayuda a los inversores a alinear sus expectativas de lo que debe ser el criterio ASG con las de los ETF y tomar decisiones, ya implique excluir varios sectores, adoptar un enfoque distinto o centrarse en actores 100% verdes o sociales”, explica Amorín.
Por otro lado, la mayor ventaja de los ETF de sostenibilidad es, que al tratarse de un producto diversificado (los índices a los que siguen tienen cientos o miles de referencias), el riesgo inherente a la inversión se mitiga. Además, resultan más asequibles que los fondos sostenibles tradicionales.
Un compromiso compartido y una tendencia al alza
La inversión sostenible ha llegado para quedarse. Cada vez más personas quieren invertir de manera responsable con su entorno y luchar contra el cambio climático. De hecho, de la lista de 20 principales inversiones en ETF de los españoles, cinco son ETF de sostenibilidad, entre ellos:
- Invesco MSCI World ESG Climate Paris Aligned (Acc)
- Xtrackers MSCI USA ESG Screened EUR Hedged (Acc)
- iShares MSCI World Small Cap ESG Enhanced (Acc)
“Aunque los índices ‘tradicionales’ puedan tener un mejor desempeño a corto plazo, es posible que las empresas sostenibles tengan un mayor potencial de crecimiento a largo plazo. La clave es ser paciente y centrarse en las ganancias futuras”, explica el responsable de Scalable Capital.
Invertir conlleva riesgos.