La agencia justificó esta decisión, entre otros motivos, en la vulnerabilidad de España ante la situación actual, la falta de una solución "creíble" a la crisis de deuda, el previsible freno en el crecimiento de la economía española y el potencial incumplimiento de los requisitos de déficit. En este último aspecto, Moody's hizo especial hincapié en sus "serias preocupaciones" en torno a la situación financiera de los gobiernos autonómicos y a su capacidad, puesta en duda, de cumplir los objetivos de déficit.
Moody's, que inició el pasado 29 de julio la revisión sobre la situación en España, encomienda al Gobierno que salga de las elecciones generales del próximo 20 de noviembre que se comprometa con la consolidación fiscal, al tiempo que reclama una reforma estructural y fiscal a medio plazo que, junto con una solución a la crisis extendida en la eurozona, debería alejar los temores.
La agencia prevé para 2012 un crecimiento del PIB del 1 por ciento en el mejor de los casos, ocho puntos por debajo del 1,8 por ciento que había pronosticado previamente. Para los próximos ejercicios, el crecimiento del PIB rondará por año el 1,5 por ciento, según las previsiones hechas pública por Moody's. Pese a todas las complicaciones expuestas, y a que en España la deuda rondará el 75% del PIB, la agencia aseguró que el riesgo de España entre en suspensión de pagos es "remoto".
Junto a la revisión global de España, Moody's también ha incluido una mención especial para el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), cuya nota ha bajado hasta A1, también con perspectiva negativa