De nuevo el pánico hace de actor invitado en una obra que poco a poco recuerda los peores escenarios de terror del romanticismo. Las sombras se adueñan de los mercados bursátiles tiñendo de incertidumbre el futuro de la renta variable, algo que está repercutiendo de manera directa en activos que históricamente se han considerado refugio.
El oro, primero de estos activos, sigue batiendo su propia marca, se encuentra en máximos históricos; debido al actual violento entorno de aversión al riesgo, este valor refugio por excelencia
lleva 11 ejercicios consecutivos en positivo y con la incertidumbre reinante en los mercados, con una posible doble recesión y la pasividad de los gobiernos por tomar medidas, el agravamiento de la crisis soberana ha hecho que el oro haya acumulado una revalorización de nada menos que el 20% durante el mes de julio y lo que ha transcurrido de agosto. El respaldo físico del oro es uno de los elementos que refuerza el atractivo de esta inversión como valor refugio, es por ello que no descartamos que el oro alcance los 2.000 dólares y siga así esta segunda mitad del año, por la fuerte presión procedente de China e India, dos países donde los elevados niveles de prosperidad e inflación siguen apoyando la compra de oro; el impacto de la crisis soberana en Europa y las frágiles perspectivas de crecimiento para las economías occidentales, y, por último, la acción decisiva de los bancos centrales, que ya efectuaron compras durante el segundo trimestre de 2011 por un volumen de 69,4 toneladas.
La pujanza del oro también se ve favorecida por el hecho de que otro de los activos clásicos en tiempos de incertidumbre, el franco suizo, está intervenido por el SNB y los rumores de que el banco central puede implementar una tasa para extranjeros con depósitos en francos suizos desde este mismo fin de semana.