Iberdrola ha ejecutado en el día de hoy de manera satisfactoria una operación de carácter oportunista en el mercado de bonos estructurados. La compañía ha lanzado una emisión de bonos verdes referenciados al precio de su acción. La transacción ha alcanzado un importe de 450 millones de euros con un vencimiento a 5 años y un cupón del 0,8%.
Este tipo de bonos se caracterizan porque su rentabilidad está referenciada a la evolución de la acción de la compañía emisora (en este caso, Iberdrola), pudiendo por tanto los inversores ejercer una opción de compra sobre las acciones de la compañía dentro de los meses anteriores a su vencimiento. Dicha opción será siempre ejercitable mediante pago de la diferencia. Es decir, Iberdrola no emitirá ni entregará en ningún caso acciones, por lo que no supondrá un efecto dilución alguno sobre sus actuales accionistas.
En paralelo, Iberdrola ha adquirido una opción de cobertura idéntica a la vendida dentro del bono, lo que le permite estar cubierta ante cualquier riesgo de ejercicio por parte de los bonistas (en caso de revalorización de la acción por encima de un determinado nivel). Dicho nivel se determinará a lo largo de los próximos días, siendo una media de la cotización de la acción los próximos 10 días.
No es la primera vez que Iberdrola coloca un bono en el mercado de bonos estructurados ligados a acciones. La compañía ya accedió al mismo en octubre de 2015, con una operación de 500 millones de euros que en 2020 amplió en otros 200 millones adicionales. Precisamente esta operación había vencido recientemente, a comienzos de este mes de noviembre, lo que ha favorecido que se genere la oportunidad de realizar una nueva operación de estas características.
Sí se trata, en cambio, de la primera operación de este tipo que emite Iberdrola en formato verde, en línea con su firme compromiso de maximizar las fuentes de financiación en este formato, dando cabida a participar en ellas a los inversores ESG (que compran productos vinculados al medioambiente, a criterios sociales y de gobernanza).
Mediante este tipo de operaciones, Iberdrola consigue una vía de financiación alternativa, sin asumir riesgos, sin emitir capital ni generar ningún tipo de efecto dilución entre sus accionistas y a un coste muy competitivo.
De esta forma, Iberdrola ha conseguido levantar prácticamente 2.000 millones de euros en apenas 15 días, en su objetivo de obtener en unas condiciones competitivas la financiación necesaria para poder acometer su exigente plan de inversiones de los próximos años, que ya fuera explicado en el reciente Capital Markets Day en Londres.
La compañía anunció a principios de mes su Plan Estratégico para 2023-2025, con el que pretende avanzar en su crecimiento mundial con unas inversiones de 47.000 millones de euros durante el periodo 2023-2025 para impulsar la transición energética, el empleo y las emisiones netas nulas.
Analizando las principales inversiones por áreas de negocio, Iberdrola destinará 27.000 millones de euros a redes y 17.000 millones de euros al área de renovables.
Las nuevas inversiones previstas para el periodo 2023-2025 permiten a Iberdrola prever un beneficio bruto de explotación (EBITDA) de entre los 16.500-17.000 millones de euros para 2025, lo que supone un crecimiento medio anual entre el 8% y el 9%. España representará el 31% del EBITDA. Además, la compañía calcula que el beneficio neto aumente hasta una horquilla entre los 5.200 y los 5.400 millones de euros en 2025, lo que supone un crecimiento medio anual de entre el 8% y el 10%.