De hecho, no cree que el apalancamiento de los Estados Miembros sea la solución, puntualizando “que en el largo plazo tendremos que tener una estrategia de crecimiento sin tener que recurrir siempre a acumular deuda". Pero no se queda ahí sino que apunta que “le sorprende escuchar en muchas partes del mundo, inclusive después de la crisis financiera de 2008 y 2009, que lo importante es crecer de nuevo, a cualquier coste", afirmando que "acumular deuda se convierte frecuentemente en un principio de crecimiento. Y todo eso es falso: no es sostenible en el largo plazo".
Por la otra banda,
el Fondo Monetario Internacional (FMI), en el pasado defensor de la austeridad para recuperar la senda del crecimiento, han reconocido el “error” de cálculos en sus expectativas de crecimiento y multiplicadores fiscales. De hecho, ya a principios de este año publicaron un informe afirmando que "los pronósticos subestimaron significativamente el aumento del desempleo y la caída de la demanda interior con la consolidación fiscal" y más recientemente han tenido que modificar sus previsiones para los años 2013 y 2014, empeorándolas como en el caso español.
Así, el FMI dibuja un escenario poco alentador para nuestra economía. Calcula que la recesión será más aguda este año y no descarta que continúe en 2014, estimando nuevos records de la tasa de paro y no descartando que el Gobierno español incumpla sus compromisos de déficit. Además, apunta que la deuda en 2018 podría llegar a alcanzar el 110,6% del PIB, alargándose la agonía para nuestro país. El combinado de falta de crédito en la economía real, de una tasa de desempleo que podría llegar al 27% y con recortes sangrantes hace que estimen la tasa de crecimiento del PIB anual se sitúe en terreno negativo -1,6% en 2013 (anterior previsión -1,4%) y un tímido posible avance de 0,7% en 2014, aunque apunta que para recortar el déficit “serán necesarias nuevas medidas de ajuste que posiblemente afectarán al crecimiento, así que esos pronósticos pueden ser demasiado altos” en palabras de Jorg Decressin, subdirector del departamento de análisis del FMI.
Todo lo expuesto, nos hace reflexionar acerca de los límites óptimos de endeudamiento de un país y de la necesidad de invertir para crecer. Francamente hay dos alternativas, o incrementar la máquina de hacer dinero con sus efectos en la base monetaria para crecer y disminuir el paro, o seguir con el austericidio europeo con consecuencias negativas que ya se empiezan a vislumbrar con el dato de coches vendidos por Alemania. Lamentablemente, hasta que Alemania no sufra en sus carnes los efectos colaterales de sus medidas económicas a nuestro parecer erróneas, la Unión Monetaria no tendrá fundamentales para sostenerse.
Por el lado de nuestro país, queremos valorar la parte positiva de la reducción del déficit al 6,98%, pero seguimos gastando 100.000 millones más de lo que ingresamos teniendo en cuenta el rescate financiero. La única salida sin ser catastrofista, es renegociar la deuda porque la tenemos a muy corto vencimiento. Esta circunstancia, supondrá que podamos bajar las cotizaciones a la Seguridad Social, el IRPF, obligando a que el crédito empiece a circular sin recortes en lo más básico en nuestro Estado del bienestar. Subir impuestos indirectos lo podemos entender, pero acometer otra subida del IVA, supondría una disminución de la renta disponible que España no podría sostener.
Como emprendedores, queremos alzar la voz diciendo: que somos capaces de salir de donde estamos, que ante las barreras hay que crecerse, que es momento de arrimar el hombro con las empresas, apoyar al emprendedor, dar incentivos fiscales a sociedades que contraten, en definitiva empezar a reconstruir nuestro modelo obsoleto basado en la construcción y el turismo, para buscar la especialización dando oportunidades y esperanza, a los que con constancia, nos hagan salir de la actual situación.
Y por último, remitiremos en próximas fechas informe macro acerca de la situación de nuestros sistema financiero con el aumento de las necesidades de provisiones de la banca española. A nuestro parecer, el rescate bancario puede llegar a ser insuficiente si no se toman las medidas adecuadas sobre el inmovilizado y crédito promotor. A esta circunstancia sobra decir que el mayor enemigo que tenemos es la pérdida de transparencia y todos los casos de corrupción nos resta competitividad y credibilidad.