Otro de los aspectos que han centrado el proceso ha sido la defensa de la italianidad de la empresa. De hecho, ya durante la campaña electoral que le condujo al Gobierno el pasado mes de abril, Silvio Berlusconi se comprometió a salvar la identidad nacional de la compañía asegurando que no dejaría que ésta fuera "colonizada" por otro país. Por esta razón, aunque el socio internacional cuente con una participación del 25%, el consorcio italiano será el que controlará la aerolínea.

En las últimas semanas, en cambio, la discusión se centró en la elección del socio internacional, en la que Air France-KLM y Lufthansa eran los principales candidatos. El avanzado estado de las negociaciones ha hecho que los nuevos propietarios de Alitalia se decantaran por la compañía franco-holandesa, a pesar de la oposición mostrada por las autoridades del Norte del país. Éstas ven en Lufthansa un aliado para defender los intereses del aeropuerto milanés de Malpensa, teniendo en cuenta que, por el contrario, Air France-KLM prefiere apostar por el aeropuerto romano de Fiumicino. Sin embargo, el mismo Berlusconi ha garantizado que la elección de Air France-KLM no dañará a Milán-Malpensa, donde se trabajará para que los 'slot' --derechos de despegue y aterrizaje-- que dejará Alitalia puedan ser utilizados por otras compañías.


Finalmente y antes del despegue final, los nuevos propietarios de Alitalia están intentando limar asperezas con los sindicatos para evitar que eventuales huelgas y protestas puedan aguar la fiesta.