Parece que Deutsche Bank se pone las pilas y empieza a demostrar con hechos que acepta el fracaso en sus aspiraciones de competir con los gigantes de la banca de inversión que cotizan en Wall Street.
Sin embargo, a pesar de que a primera hora de la sesión de hoy lunes las acciones de la entidad alemana llegaban a subir más de un 2%, a medida que ha ido transcurriendo la jornada bursátil el banco germano se ha ido girando a la baja. Las caídas han rozado el 7%.
En opinión del analista de IG Sergio Ávila, aún así la tendencia del banco continúa siendo bajista, tiene la primera resistencia en la media móvil de 200 periodos en los 7,72 euros.
Este fin de semana la entidad informaba a equipos enteros del negocio asiático que sus puestos de trabajo se hbaían eliminado, mientras el banco comenzaba a suprimir 18.000 empleos en todo el mundo, en una de las mayores reestructuraciones de un banco de inversión desde el período posterior a la crisis financiera. El plan supondrá 7.400 millones de euros para la entidad que, según Reuters "busca recuperar el ímpetu del atribulado prestamista alemán".
En lo que va de año, Deutsche Bank se deja un 6,3% de su valor en bolsa, por la caída del 31,6% de los últimos doce meses.
Marcha atrás para Deutsche Bank que espera perder 2.800 millones en el segundo trimestre
Según explica el análisis realizado por Reuters, el plan representa una importante marcha atrás en las operaciones de Deutsche Bank, que durante años intentó competir como una gran fuerza en Wall Street.
La entidad abandonará su negocio global de acciones y reducirá su banca de inversión. Espera una pérdida neta de 2.800 millones de euros en el segundo trimestre, como resultado de los cargos por la reestructuración.
Más allá del esperado recorte en las acciones, Deutsche dijo que reducirá también algunas de sus operaciones de renta fija, un área considerada tradicionalmente como una de las fortalezas del banco. Asimismo, creará una nueva unidad para disminuir de forma paulatina sus activos no deseados, con un valor de 74.000 millones de euros en los considerados riesgosos.
El presidente ejecutivo, Christian Sewing, apuntó a una gran reestructuración en mayo, cuando prometió a los accionistas “fuertes recortes” en la banca de inversión después de que el Deutsche no logró cerrar una fusión con su rival local Commerzbank.
La reestructuración, una de las muchas que ha afrontado la entidad en los últimos años, pone de manifiesto que el Deutsche aceptó su incapacidad para seguir el paso de grandes de Wall Street como JP Morgan Chase & Co y Goldman Sachs.
Sewing calificó el paquete como “la transformación más fundamental” que acomete la firma en décadas. “Esto es un reinicio”, indicó.
En el acto, el banco dijo que rebajará su plantilla a 74.000 empleados para 2022. Si bien no se informó de cómo se repartirán los despidos, Reuters asegura citando a una fuente con conocimiento directo del asunto, que afectarán por todo el mundo, incluida Alemania.
