Abengoa está en pleno proceso de recomposición, un paso más allá de la reestructuración que la compañía venía protagonizando en los últimos años, con una deuda inmensa, que rondaba los 6.000 millones de euros. Se trata de la segunda operación en importancia de la historia de España con el concurso, tras la vivida por Martinsa Fadesa en plena ruptura de la burbuja del ladrillo, en la anterior crisis financiera. Recordemos que se trataría de la de mayor envergadura vivida desde 2008.
El anuncio del concurso de acreedores se ha producido, como última gota que ha colmado un vaso que ya desbordaba, una vez que uno de los acreedores financieros se haya opuesto al consentimiento solicitado para extender otra vez el plazo para el cierre y ejecución de los acuerdos de reestructuración. El último en Abengoa expiró el pasado 19 de febrero.
Ya saben que el plan presentado en el mes de agosto tenía que ser respaldado por el 96% de los proveedores que alcanzan una deuda de 153 millones de euros. De momento el Consejo de Administración destacaba al comunicar el concurso que siguen comprometidos en buscar alternativas para evitar la inviabilidad de las sociedades filiales que desarrollan la actividad del grupo, preservando el empleo y minimizando la pérdida de valor, solicitando la máxima colaboración de todos los implicados. Un nuevo mensaje al enfrentamiento abierto entre los accionistas que se han unido en la plataforma AbengoaShares, que se opusieron al plan y consiguieron la destitución de Gonzalo Urquijo como presidente.
Ahora hay varias claves encima de la mesa. La fundamental es tratar de salvar a Abenewco 1 y sus filiales, que poseen la parte del león de la compañía, desgajarla de la matriz que ha pedido el concurso voluntario de acreedores. De momento el concurso se ha solicitado pero no es efectivo sin declaración judicial en firme sobre la misma. Por ello, en el último momento cabría la posibilidad de que se produjera un acuerdo entre la compañía y los proveedores-acreedores.
Es una opción muy difícil, ante AbengoaShares, que poseen el 15,6% del capital y que espera a la Junta de Accionistas del día 4 de marzo para que Clemente Fernández se ponga al frente a la compañía, con el administrador concursal que se designe. Desde el actual consejo lo que se quiere es impedir esta acción, que puede pasar por la suspensión de la celebración de la Junta vía judicial. En el fondo de todo lo que subyace es que alguno de los acreedores no quiere que los accionistas minoritarios sindicados tenga representación en la matriz del grupo.
Aunque aquí lo más importante es propiciar la viabilidad futura de la compañía, en el difícil intento de encontrar un punto de solución entre los accionistas enfrentados y los acreedores para poder salvar el grupo y a los 15.000 trabajadores que en todo el mundo integran la plantilla de Abengoa, más de 3.000 solo en España, salvaguardando en la medida de lo posible, los intereses de todos, accionistas incluidos.
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