S&P Dow Jones Indices (“S&P DJI”), el principal proveedor de índices a nivel mundial, anunció el 8 de abril del 2019 el debut del S&P 500® ESG Index, un innovador índice alineado con los criterios de selección Ambientales, Sociales y de Gobierno Corporativo (ESG por su sigla en inglés), que busca replicar fielmente el perfil de riesgo y rendimiento de su índice de referencia más emblemático.
Aproximándonos a la fecha de su cuarto aniversario, es conveniente hacer retrospectiva y analizar cuáles han sido los resultados hasta ahora.
El S&P 500 ESG supera en rentabilidad a su homólogo apoyado en infraponderación de empresas de menor puntuación ESG
Desde su lanzamiento y hasta finales del 2022, el índice ESG superó a su índice de referencia, el S&P 500, en un 9,16% acumulado. Dichos resultados son sorprendentes si tomamos en cuenta el contexto que el S&P 500 es uno de esos índices notablemente difícil de batir.
Sin embargo, veremos que esto no fue una casualidad, sino que mucho tuvo que ver con el hecho la infra/sobre ponderación de los componentes con mayor y menor puntuación ESG a la hora de generar dicho exceso de rentabilidad.
Para medir esto, el equipo de S&P Dow Jones Indices elaboró unas hipotéticas “carteras ESG por quintiles”, reconstituidas anualmente, clasificando los componentes del S&P 500 por su puntuación ESG y asignando a cada uno a una de las 5 carteras, de mayor a menor puntuación ESG. Calcularon el rendimiento hipotético ponderado por capitalización de dichas carteras y se utilizó para crear un performance attribution ESG.
Como se observa en la siguiente tabla, también se incluyen las ponderaciones medias del índice S&P 500 ESG y la del S&P 500 tradicional en cada quintil ESG, yendo de mayor a menor puntuación, con sus respectivas rentabilidades correspondientes de la cartera y del índice. Y también se muestra un resumen de los efectos de asignación y selección correspondiente a todo el periodo.
Mientras que la rentabilidad del S&P 500 en el periodo fue del 55.42%, el del S&P 500 ESG fue del 64.57%, es decir que le supera en 9.15 puntos porcentuales. En las columnas de peso promedio se observa la ponderación que cada índice dio a los quintiles de compañías con mejor puntuación a más baja puntuación ESG.
El quinto quintil, con el menor rating ESG, pondera un 21.53% en el S&P tradicional, mientras que en el ESG 11.35%, es decir, una infraponderación de 10.18 puntos en el índice S&P 500 ESG. Mientras que el quintil de mayor puntuación ESG claramente está sobreponderado en casi 3,2 puntos.
Entre las conclusiones que se obtienen son:
- A pesar de la la sobreponderación en el mayor quintil ESG resta 0.12% de la diferencia de rentabilidad a favor del índice ESG, especialmente afectado por el “efecto selección” más que por la asignación, lo que hace referencia que hay que ser mucho más selectivo en aquellas empresas con mejor puntuación ESG.
- La atribución al performance del resto de quintiles es positiva, siendo especialmente importante la del quinto quintil y la del tercero
- Sin embargo, en la del tercer quintil, lo importante es la selección de valores y no tanto la asignación en sí, mientras
- Lo más sorprendente es que la infraponderación de los componentes con menor puntuación ESG fue lo que más contribuyó a la rentabilidad superior del Índice S&P 500 ESG. En concreto, el quintil 5 de ESG baja obtuvo un rendimiento inferior al S&P 500 del -16,9%, el S&P 500 ESG Index infraponderó este quintil una media del 10,2%, y el efecto combinado fue generar un 4,18% de exceso de rentabilidad para el S&P 500 ESG Index.
Con ello se concluye que no se basta con la exclusión de aquellas industrias o compañías con peor calificación ESG sino que hay que ir más allá, un análisis profundo para saber si esa compañía tiene potencial de mejor o no.
Además, según los resultados del estudio del mayor proveedor de índices, comparando la rentabilidad del quintil ESG más bajo con el S&P 500 en cada año natural incluido en la muestra, el índice tradicional obtuvo peores resultados en tres de los cuatro años representados.