La Reserva Federal sorprendió al mercado al comenzar su ciclo de recortes con una bajada de tipos de 50 pb, mayor de lo esperado. Con esta acción, la Fed señaló un cambio importante en su estrategia de política monetaria, volviendo a priorizar el empleo, que es una de las dos principales responsabilidades que tiene, junto con la estabilidad de precios, en su "doble mandato". Aunque las tendencias de los datos del mercado laboral siguen mostrando un panorama en general favorable para las perspectivas económicas de EE.UU., este cambio de política hacia recortes de tipos preventivos y "de seguridad" indica que los responsables del banco central son conscientes de los riesgos de mantener una política restrictiva durante demasiado tiempo.

Las proyecciones de la reunión de la Fed de septiembre mostraban una previsión media de recortes adicionales de 50 pb en lo que queda de año y de otros 100 pb en 2025. Los mercados de tipos de interés a plazo han reflejado en gran medida este resultado, con un tipo terminal para este ciclo en torno al 3,5%.

Así pues, estas medidas de la Reserva Federal han aumentado, al menos por ahora, la probabilidad de un aterrizaje suave en EE.UU. en 2025, aunque históricamente se trata de un resultado poco común. Los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense han respondido a este escenario, con un aumento de unos 55 pb en los rendimientos a 10 años desde el recorte de tipos el 18 de septiembre.

Sin embargo, una desaceleración de la economía de EE.UU. en 2025 más pronunciada de lo previsto dejaría margen para que el mercado valore recortes más agresivos y un tipo terminal más bajo. Creemos que hay margen para un aumento de la probabilidad de un aterrizaje brusco, pero esto depende del alcance de cualquier deterioro futuro del mercado laboral.

A corto plazo, preferimos posicionarnos por una curva de tipos más pronunciada en EE.UU., dado que el ciclo de relajación ya ha comenzado y los bonos a largo plazo aún se enfrentan a retos como los grandes déficits fiscales y las posibles incertidumbres sobre la inflación tras las elecciones.

Podríamos considerar añadir riesgo de duración en respuesta a cualquier nuevo repunte en los rendimientos de los bonos, aunque creemos que la volatilidad de los rendimientos probablemente seguirá siendo elevada a corto plazo.