Aunque los inversores no deberían dar una importancia excesiva a las tendencias a corto plazo, parecen darse las condiciones para que continúe la ampliación de la participación en los mercados, impulsada por la agenda política del presidente electo Donald Trump, favorable al mundo empresarial. Entre las prioridades del nuevo presidente se incluyen la flexibilización de la normativa aplicable a las compañías del sector bancario, energético y sanitario y el aumento del gasto en defensa. Por ejemplo, el pasado mes de noviembre, el Ministerio de Comercio de Estados Unidos contrató a la compañía internacional de defensa BAE Systems para el suministro de semiconductores utilizados en aviones y satélites.
Las medidas políticas del nuevo gobierno podrían reforzar los flujos de caja libre de una amplia gama de compañías que reparten dividendos, lo que les permitiría aumentar los repartos. Además, tendencias a largo plazo como la adopción de vehículos eléctricos, la relocalización de la producción en Estados Unidos y la construcción de centros de datos también impulsarán la demanda de electricidad. Por ejemplo, CenterPoint Energy prevé una sólida demanda de electricidad y gas natural en Texas en 2025.
«Trato de identificar oportunidades de inversión en compañías con reparto de dividendos que el mercado ha dejado de lado», afirma la gestora de renta variable Cheryl Frank. «Entre ellas hay farmacéuticas que no han logrado captar la atención de los mercados porque no ofrecen tratamientos adelgazantes, así como ciertas compañías del sector de los suministros públicos, la defensa y entidades bancarias».