En el transcurso de 2022 ha habido momentos de verdaderas correcciones en los activos digitales, y a pesar del repunte experimentado hace un par de semanas, los números rojos vuelven a dominar en estos días. Pero muchos se preguntan ¿Invertir o no en activos digitales? y según Debru, la respuesta se presenta en términos absolutos y en blanco o negro: como si las dos únicas opciones posibles fuesen o una confianza ciega o una desconfianza absoluta, totalmente excluyentes. En cambio, hay una pregunta mucho más pertinente, pero requiere de una perspectiva más matizada.
Si se contrasta esta postura con las discusiones recientes en torno a la caída de la renta variable y los riesgos potenciales de una recesión, se ve que nunca se enfocan desde una perspectiva de blanco y negro. No se menciona la posibilidad de desprenderse totalmente de la renta variable. En los informes de perspectiva o comentarios de inversión, los gestores de activos reflexionan sobre si se debiera infraponderar la renta variable o rotar de las acciones cíclicas a las defensivas, focalizándose en las empresas de alta calidad. Todas ellas son estrategias matizadas y estudiadas que permiten comprender la situación y sus múltiples factores. "Invertir, en los activos digitales u otros activos, no es una obra shakesperiana. Los inversores no se mueven en términos absolutos. Toda gira en torno a escenarios y probabilidades", apunta Debru.
¿Por qué una inversión en activos digitales debería ser diferente? ¿Por qué los inversores no aplican el mismo planteamiento detallado a sus inversiones de activos digitales? Tanto si se adopta un enfoque de cartera de mercado, reflejando la ponderación del 1% de los activos digitales entre todas las clases de activo, como si se adopta un enfoque a largo plazo para beneficiarse de los efectos de los activos digitales sobre el índice de Sharpe, existen muchas maneras de establecer una asignación que equilibre los riesgos y las oportunidades de esta clase de activos emergentes.
Un 1% en los activos digitales: ¿es una opción racional?
El no invertir en los activos digitales es, de hecho, una decisión activa. Es posible que esto responda a la creencia de que el espacio de los activos digitales desaparecerá por completo con el tiempo. Puede que esta postura sea ambiciosa. La capitalización de mercado de los activos digitales alcanzó los 3 billones de dólares en noviembre de 2021. A pesar de su caída en los últimos meses, el ecosistema y el número de casos de uso han crecido de forma constante durante más de una década. El tamaño de los activos digitales sigue estando a la altura de las small caps de los mercados emergentes, los fondos de inversión inmobiliarios cotizados (REITS), o los bonos globales de alto rendimiento, es decir, activos que son parte de la mayoría de las asignaciones de activos y carteras.
El siguiente gráfico muestra la cartera de mercado actual, es decir, los diferentes activos cotizados disponibles para los inversores y ponderados por su capitalización total de mercado. El mercado total está constituido por unos 160 billones de dólares, después de la caída de los activos de riesgo, y los activos digitales representan alrededor del 1%. Para minimizar la desviación de la Cartera de Mercado hipotética, un inversor pasivo o un inversor no informado debería tener, en teoría, una inversión de un 1% en activos digitales. A falta de información adicional, ésta sería la opción más inteligente. Esta es una posición segura que permite beneficiarse del crecimiento continuo del sector en escenarios positivos, a la vez que permite limitar las pérdidas (a un 1%) en escenarios más negativos.
¿Por qué es suficiente un 6% anual para justificar una inversión en activos digitales?
El principal motivo por el cual los inversores evitan invertir en activos digitales es generalmente la volatilidad y el riesgo de caídas. Sin embargo, se tiende a pasar por alto dos factores importantes, tales como:
- Sea cual sea la volatilidad de los activos digitales, si un inversor invierte solamente un 1% en activos digitales, su máxima pérdida será del 1%. En el contexto de una cartera de multiactivos, la pérdida del 1% se produce varias veces al mes, debido a las fluctuaciones de la renta variable o de cualquier otro activo de riesgo.
- La rentabilidad requerida para justificar una volatilidad similar a la de los activos digitales no es tan elevada como los inversores esperan. Con que los activos digitales obtengan una valorización del 6% anual, sería suficiente para justificar la inversión en la cartera hipotética.
En la taxonomía de nuestro reciente informe WisdomTree Insights - Una nueva clase de activo: invirtiendo en el ecosistema de Activos Digitales, se utilizan técnicas de asignación múltiples para establecer el balance de riesgo/beneficio ofrecido a un inversor a largo plazo en los activos digitales. El Gráfico 2, por ejemplo, muestra la diferencia entre el índice de Sharpe de una cartera invirtiendo un 1% en activos digitales y una cartera sin activos digitales. La cartera ilustrativa invierte de forma sistemática:
- un 59% en el MSCI All Country World
- un 40% en el Bloomberg EUR Agg
- un 1% en activos digitales
La rentabilidad y el riesgo de la renta variable y la renta fija se calculan utilizando los Supuestos de Mercado de Capitales a Largo Plazo del Asset Management (SMCLP) de J.P Morgan de 2022. Estos supuestos tienen como objetivo estimar las rentabilidades, la volatilidad y las correlaciones durante los próximos diez años. Se utiliza la correlación histórica de los activos digitales con la renta variable y la renta fija. La rentabilidad anualizada y la volatilidad de los activos digitales varían del 0 al 100% para estudiar el impacto en la cartera ilustrativa.
Está claro que, para la mayoría de los niveles de volatilidad y rentabilidad de los activos digitales, el índice de Sharpe de la cartera se beneficia de su inclusión (“verde” en el gráfico anterior). Los activos digitales obtuvieron una rentabilidad del 99.2% anual con un 97% de volatilidad durante los últimos siete años aproximadamente. No es seguro que los activos digitales se comporten así durante los próximos diez años, pero, asumiendo que la volatilidad no varíe (99%), el índice de Sharpe de una cartera 60/40 mejora con la inclusión de los activos digitales siempre y cuando obtengan una rentabilidad de al menos un 6% anualizado.
Ante este análisis, los inversores pueden argumentar que es demasiado tarde para invertir en activos digitales, y que el crecimiento exponencial ha quedado atrás. Sin embargo, desde un punto de vista de asignación de activos, esto no es muy relevante. Mirando el segundo gráfico, en vez de plantear la pregunta shakespeariana de “invertir o no en los activos digitales”, lo que realmente interesa es: ¿Van a crecer los activos digitales más de un 6 o 7% de aquí en adelante? Si la respuesta es “sí”, entonces se merecen ser considerados para parte de la asignación.