El año 2025 se perfila como un período de cambios relevantes en el mercado de las materias primas, con el oro posicionándose como protagonista. Estos activos cada vez van tomando más peso en las carteras de los inversores, pero todos los expertos coinciden en que es muy complicado definir el peso concreto que deberían tener.

Por un lado, el metal dorado se caracteriza por ser un activo refugio en tiempos de incertidumbre, por lo que en la actualidad hay muchas casas de análisis que han aumentado sus previsiones para su precio. Goldman Sachs elevó su pronóstico a 3.300 dólares por onza, UBS lo subió a 3.200 dólares la onza, y Bank of América anticipó que su precio alcanzaría los 3.063 dólares la onza, valor que supera actualmente. Unas predicciones que se apoyan en la continua demanda de inversores y bancos centrales, promovida principalmente por ser considerado activo refugio en medio de tensiones geopolíticas y económicas.

Fuente: Estrategias de Inversión

La demanda de oro está creciendo, no solo por los bancos centrales, sino también por el mayor uso en tecnología, especialmente en inteligencia artificial, y la demanda constante en joyería. En este sentido, Carlos Arenas, analista de fondos de Estrategias de inversión comenta que “la oferta de oro, por otro lado, crece muy lentamente, entre un 0% y un 1% anualmente, lo que genera un desajuste entre la creciente demanda y la oferta limitada. Esto hace que las perspectivas para el oro sean muy positivas”.

Y por la parte de las materias primas, sus perspectivas varían según el sector y dependerá mucho de los aranceles impuestos por EEUU. Si nos fijamos en los metales básicos, sus precios estimados serán estables en 2025 y 2026; aunque puede haber algunos factores que lo alteren, algo similar con lo que podría ocurrir con el precio de la energía. Y en cuanto a los alimentos, las presiones inflacionarias seguirán pesando en sus precios.

De hecho, Manuel Pinto, analista de mercados, cree que la inflación no parece ser transitoria y podría permanecer más tiempo de lo esperado. “Los activos físicos, como los inmuebles y las materias primas, se beneficiarían de esta tendencia. El mercado del cobre, por ejemplo, está mostrando una divergencia en los precios entre EEUU y Reino Unido debido a las maniobras para evitar aranceles, lo que puede generar fluctuaciones en los precios”.

Si nos fijamos en el petróleo, a finales del primer trimestre de 2025, el petróleo Brent se mantiene entre 80 y 85 dólares por barril, tras un 2024 marcado por tensiones geopolíticas y recortes de la OPEP+. Las previsiones para 2025 sitúan el precio entre 80 y 90 dólares, con Goldman Sachs apostando por el rango más alto y JP Morgan advirtiendo de volatilidad. La OPEP+ mantendrá su control de producción para evitar caídas bruscas. Aquí, factores como la geopolítica, la producción de shale oil en EEUU, la recuperación china y la transición energética influirán en su evolución. 

Fuente: LSEG (Reuters)

Aunque el oro y el cobre tienen perspectivas positivas, el petróleo no parece ser tan prometedor, según Manuel Pinto. Y es que, el experto comenta que “se espera una caída de su precio debido al aumento de la producción en EEUU y la OPEP, además de la falta de acuerdos para recortes”. Además, señala que “el gas natural y el gas licuado también podrían ver precios más bajos debido a la oferta superior a la demanda”.

¿Cómo invertir en ellos?

Invertir en oro y materias primas puede ser complicado debido a la falta de ETFs directamente relacionados con el metal. Los fondos existentes invierten principalmente en compañías mineras, lo que no replica exactamente el comportamiento del oro. 

En este sentido, Rubén Tarancón, Departamento de Inversiones de Norwealth nos comenta que existen ETCs que replican el oro, pero son productos complejos, lo que significa que solo personas con experiencia pueden acceder a ellos. 

Y Carlos Arenas, advierte de que hay que tener cuidado con el uso de derivados, como los contratos de futuros y opciones, que están muy presentes en el mercado de materias primas. Estos instrumentos pueden generar grandes volúmenes de compra y venta, lo que puede causar volatilidad en los precios, a veces sin relación con cambios en la oferta o demanda reales, sino debido a la negociación de derivados”. Algo que podría ser difícil de entender para los inversores minoristas, que podrían ver movimientos de precios inesperados.

Porcentaje de la cartera en oro y materias primas

Esto depende de muchos factores y los expertos tienen diferentes opiniones al respecto:

Diego Fernández Elices, director general de inversiones de A&G Global Investors afirma que hablar de materias primas en general es complejo, ya que cada tipo tiene un comportamiento muy diferente: las agrícolas dependen del clima, el petróleo está influenciado por factores geopolíticos, y el oro es más defensivo. “Sin embargo, el oro sigue siendo un activo clave para diversificar carteras, especialmente en un entorno de políticas fiscales y monetarias expansivas. A pesar de su reciente subida, el oro sigue siendo percibido como una defensa, y con los bancos centrales comprando más, continúa siendo una opción relevante para las carteras diversificadas”.

Por su parte, Tomás García Purriños, Gestor Senior de fondos de inversión en Santander Asset Management señala que la proporción depende del perfil del inversor y su conocimiento sobre estos activos. “El oro es considerado un buen activo para diversificar y reducir el riesgo, especialmente en escenarios geopolíticos negativos. Aunque existe una tendencia alcista estructural en el oro, la reciente subida de precios ha sido algo exagerada, por lo que se recomienda reducir ligeramente la exposición y esperar una consolidación”.

Desde Bankinter, el responsable de asesoramiento independiente, Jesús Amador cree que los activos refugio, como el oro y la renta fija, siguen siendo relevantes en una cartera bien equilibrada, especialmente después de dos años positivos para la renta variable. Y señala que “aunque las valoraciones actuales limitan el potencial de crecimiento de la renta variable, los activos refugio siguen siendo necesarios. El oro sigue siendo atractivo por su capacidad como refugio, mientras que la renta fija soberana ha perdido algo de descorrelación con la renta variable debido a la volatilidad causada por la inflación y las políticas fiscales inciertas. Sin embargo, la renta fija sigue siendo importante como activo refugio. Se recomienda que el peso de oro y renta fija en una cartera diversificada sea entre un 5% y un 10%.

Manuel Pinto, analista de mercados, en el Trading Room 2025 de Estrategias de Inversión destacó que “el oro sigue siendo un activo muy favorable para diversificar las carteras de inversión, especialmente por su capacidad para proteger contra la inflación. Los bancos centrales, especialmente de países como China e India, continúan aumentando sus reservas de oro. La baja rentabilidad de los bonos y la debilidad del dólar favorecen aún más al oro, que no paga intereses, pero su valor sube cuando caen los rendimientos de otros activos financieros”.

Juan Hernando, Director Advisory de MoraWealth se centra en el perfil del inversor y afirma que “para los conservadores, el oro puede ser demasiado volátil, pero para otros perfiles ofrece un buen efecto diversificador, actuando como refugio en momentos de volatilidad, aunque no siempre ha funcionado como tal, como en 2022”. Además, también comenta que “los bancos centrales, especialmente en países emergentes como India y China, están diversificando sus reservas, aumentando la demanda de oro. Aunque el oro está cerca de máximos históricos, sigue siendo una opción razonable para diversificar carteras.

Y Rubén Tarancón de Norwealth dice que el oro históricamente ha sido un activo defensivo, pero hoy se comporta más como un activo financiero. Ha tenido buenas rentabilidades en 2024 y 2025, siendo útil en tiempos de volatilidad, tensiones geopolíticas e inflación. Aunque es interesante para diversificar carteras, es importante tener solo un pequeño porcentaje. En cuanto a las materias primas, se evitan debido a su mayor volatilidad”.

El panorama para 2025 muestra al oro consolidándose como un activo refugio, con precios que ya superan los 3.000 dólares por onza. Mientras tanto, las materias primas presentan perspectivas mixtas, con estabilidad en algunos sectores y volatilidad en otros, dependiendo de factores económicos y geopolíticos. Por lo que los inversores deben mantenerse atentos a estos indicadores para adaptar sus estrategias en un entorno en constante evolución.

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