En el caso del mercado europeo, once valores conocidos colectivamente como GRANOLAS (acrónimo de sus nombres), han surgido como su equivalente a este lado del Atlántico. A pesar de haber aportado más de la mitad de la rentabilidad de sus respectivos mercados en los últimos años, estos dos grupos difieren significativamente. Los GRANOLAS abarcan sectores que van desde la sanidad, el consumo discrecional y los bienes de primera necesidad hasta las IT, a diferencia de sus homólogos estadounidenses, muy centrados en IT y, en concreto, en el auge de la Inteligencia Artificial (IA). Esta divergencia subraya que la concentración de los índices no implica necesariamente una falta de diversificación. De hecho, los GRANOLAS, con su correlación bastante baja, en comparación con sus homólogos estadounidenses, podrían ofrecer un refugio frente a las preocupaciones que rodean a los “Siete Magníficos”. Sus valoraciones moderadas a un PER de 20 veces y un descuento del 30% con respecto a los “Siete Magníficos” podrían proporcionar un margen adicional de seguridad.

Actualmente, Novo Nordisk, el mayor valor entre los GRANOLAS, tiene el mismo valor de mercado que Tesla, el más pequeño de los “Siete Magníficos”. Aunque eso no quiere decir que debamos restarle importancia al tamaño de estas empresas. De hecho, las acciones de Novo Nordisk valen actualmente más que el PIB en 2023 de su mercado de origen, Dinamarca. Esta comparación pone de relieve la diferencia de escala entre las megacapitalizaciones europeas y estadounidenses. En una cartera de renta variable ponderada por la capitalización bursátil mundial, esto se traduce en una asignación de menos del 5% a GRANOLAS, frente a aproximadamente un 25% a los “Siete Magníficos”.

Esto lleva a analizar si los GRANOLAS merecen una atención y tratamiento especiales, al igual que sus homólogos estadounidenses, cuya exposición es objeto de un análisis cada vez más crítico por parte de los inversores mundiales. Los GRANOLAS desempeñan un papel mucho menor en los índices mundiales y están lideradas por motores de crecimiento más diversificados. Generan un porcentaje considerable de sus ingresos fuera de Europa, a diferencia de sus índices de referencia, como el Stoxx 600 o el MSCI Europe, que dependen más de los consumidores europeos. De hecho, la presencia de estas empresas, con una sólida posición en el mercado internacional y márgenes robustos, podría hacer que las inversiones en índices en Europa resultaran más atractivas para muchos inversores globales, especialmente ante la incertidumbre política que se cierne sobre el continente. A diferencia de lo que ocurre en EE.UU., la presencia de estas megacapitalizaciones (no tan similares) podría aumentar el atractivo de Europa, del que carece desde hace tiempo el mundo de la inversión.

GRANOLAS y Siete Magníficos, ¿a mayor concentración, más riesgos?