En septiembre, el Banco Central Europeo (BCE) recortó el tipo de la facilidad de depósito en otros 25 puntos básicos, tras un primer recorte unos meses antes. La presidenta de la entidad, Christine Lagarde, insistió en que los recortes futuros seguirían dependiendo de los datos. Además, el BCE revisó ligeramente al alza (0,1%) la inflación subyacente para 2024 y 2025 al 2,9% y el 2,3% respectivamente, ante la persistente inflación del sector servicios, y a la baja las expectativas de crecimiento. La previsión de inflación subyacente a más largo plazo se mantuvo sin cambios en el 2,0%.
Las condiciones del mercado laboral comienzan a mostrar ciertos indicios de ralentización, aunque se mantienen en niveles restrictivos en términos históricos. Aunque el carácter persistente de la inflación subyacente podría retrasar el último tramo del proceso desinflacionista, la trayectoria de flexibilización de la política monetaria podría depender de la importancia que otorguen sus responsables políticos a los riesgos a la baja para el crecimiento, frente al ritmo y la progresión de las presiones salariales y la inflación de los servicios.
Pensamos que las perspectivas de crecimiento del Reino Unido van a seguir siendo relativamente sólidas durante el resto de 2024. A pesar de la flexbilización gradual de las condiciones del mercado laboral, los niveles de confianza de las empresas y los consumidores siguen siendo favorables. Al igual que el BCE, el Banco de Inglaterra también recortó el tipo de interés oficial en 25 puntos durante el trimestre. La entidad apunta a una reducción de las perspectivas de inflación, pero es consciente de que podrían producirse ciertos riesgos al alza para las presiones sobre los precios. De cara al futuro, la solidez de su actividad económica y la prudencia mostrada por el banco central en sus proyecciones parecen apuntar a un enfoque más gradual de recortes de tipos.
Seguimos favoreciendo las posiciones orientadas al aumento de la pendiente de la curva ante las perspectivas de flexibilización de la política monetaria y la posibilidad de que el tramo largo de la curva refleje en mayor medida las primas de plazo. También favorecemos las oportunidades idiosincráticas en países con una posición fiscal más sólida, como Irlanda, Grecia y España. Aunque los riesgos políticos en Francia parecen menos inminentes, mantenemos una postura de prudencia en el país ante los riesgos de posible aumento del déficit fiscal.