Aunque se trata de una carrera muy reñida, y probablemente lo seguirá siendo hasta el 5 de noviembre, el debate fue claramente positivo para la campaña de Harris. Las encuestas en tiempo real mostraron que su actuación caló entre los votantes de los estados indecisos, especialmente en lo que respecta al derecho al aborto, la atención sanitaria, la inmigración y otras cuestiones que probablemente impulsen una mayor participación entre las mujeres, los votantes de color y los votantes más jóvenes. Igualmente, importante, la vicepresidenta Harris fue capaz de provocar que Trump se saliera del guion en varias respuestas, como el tamaño de las multitudes en sus mítines y, por primera vez en la historia de los debates presidenciales de EE. UU., las afirmaciones infundadas de un ex presidente de que los inmigrantes se comen a las mascotas.
Todo esto será un buen material publicitario para la campaña de Harris, que ahora centra sus esfuerzos en impulsar la participación en Wisconsin, Michigan, Pensilvania, Georgia, Arizona, Nevada y Carolina del Norte. Las implicaciones para la inversión dependerán del impacto que este debate, y la campaña presidencial en general, tengan sobre el control del Congreso, y de si vemos los efectos más moderados de un gobierno dividido. Igualmente importante desde la perspectiva del mercado, una carrera reñida por la presidencia aumentaría la probabilidad de un resultado disputado durante la transición presidencial, y potencialmente, aumenta el riesgo de violencia política interna en un entorno de por sí, tan polarizado. Este resultado sería claramente negativo para los mercados en general, así como para el contexto geopolítico, ya de por sí difícil.