La política monetaria, alusiva a las acciones y estrategias implantadas por un banco central en relación a la circulación de dinero y a los tipos de interés, busca como objetivo la estabilidad de precios. No obstante, cada banco mantiene una perspectiva diferente y unos objetivos específicos.
En febrero se observaron salidas por 1,8 billones de dólares, y más de la mitad se explica por los rescates al segmento ‘Money Market’ de los fondos comunes de inversión. También hay que destacar un desarme de las posiciones de cobertura de los Dólar Link.
Desde comienzos de año, los FCI llevan perdidos más de dos billones de dólares. Y ahondando en los números, se debe remarcar que cerca de la mitad es explicado por el desarme de los fondos de cobertura (unos $688.000 millones para los Dólar Link y $288.000 millones de CER), y otro gran porcentaje (40%) por Money Market.
Todos los costos asociados con la gestión de fondos de inversión, comisiones y otros cargos han ido en aumento, derivando en la merma de los retornos netos para los inversores. Un drenaje financiero que se ha ido intensificando y, a su vez, incrementando los desafíos a los que se enfrentan los inversores ante una inflación persistente.
Las claves del impacto
La política monetaria puede influir, en líneas generales, en el rendimiento de los fondos de inversión. De ahí que dicha política pudiese ser restrictiva, expansiva o neutral.
Política monetaria restrictiva
Hablar de una política restrictiva es hacerlo de una economía que crece demasiado rápido, con la inflación en aumento y con los bancos centrales con capacidad para tomar decisiones capaces de enfriar la economía. En este caso, se sumen los tipos de interés a corto plazo, es decir, se implanta una política monetaria más restrictiva.
Si los bancos centrales aplican una política económica más restrictiva, será sinónimo de un crecimiento económico sólido, pasando la inflación a ser el principal problema. La subida de tipos de interés deriva en que tomar dinero prestado sea más caro, desacelerando el crecimiento económico y el potencial de los fondos de inversión.
El ejemplo más claro de este fenómeno fue cuando la Reserva Federal empezó a subir tipos de interés en el 2003 y los máximos de los índices no llegaron hasta 2007.
Dicho esto, el impacto en la renta fija de las subidas de tipos de interés será negativo, ya que los inversores preferirán las emisiones nuevas, con rentabilidades más elevadas.
Política monetaria expansiva
Si una economía se estanca, el banco central tendrá todas las herramientas oportunas para consolidar una política económica más laxa. De este modo, bajará los tipos de interés e incentivará tanto la inversión como el crecimiento. Hablamos de una política monetaria expansiva.
En estos periodos de política monetaria expansiva, las acciones obtienen buenas rentabilidades. Sin ir más lejos, en 2013 la Reserva Federal anunció la compra de 85.000 millones de activos financieros; Quantitativa Easing 3. Los índices llegaron a máximos porque los tipos de interés eran muy bajos, favoreciéndose a la compra de acciones y al impulso de los fondos de inversión. Había más facilidad para acceder al crédito y las empresas podrían expandir su capacidad productiva a bajo coste.
Para los inversores en renta fija, un entorno prolongado de intereses bajos es más complejo. Los tipos de interés han permanecido en una franja muy baja, permitiendo que las empresas emitiesen deuda a tipos muy bajos.
La búsqueda precisamente de rentabilidad, por parte de los inversores en renta fija, ha sido tan complicada que ha propiciado que muchos optasen por resignarse a rentabilidades más bajas. También hay quienes apostaron por incrementar el perfil de riesgo de su cartera, comprando para ello bonos de menor calificación crediticia o con vencimientos más largos.
Con un entorno de tipos bajos y política monetaria expansiva, los tenedores de efectivo no se sentirán atraídos, ya que este obtiene retornos marginales. Para los activos inmobiliarios, un periodo de tipos bajos genera subidas de precios. Las materias primas también se comportarán mejor ante esta situación.
Un impacto directo e indirecto
En cualquier caso, el impacto de la política económica en los fondos de inversión es tanto directo como indirecto. Si es directo, se establecerá mediante los tipos de interés. Si es indirecto, se producirá como consecuencia de las expectativas futuras de inflación.
Hay que tener en cuenta que la política monetaria impactará sobre todas las clases principales de activos (bonos, acciones, efectivo, capital inmobiliario, primas y divisas).
En cualquier caso, la política económica es una de las claves del funcionamiento de las economías modernas. Los inversores, atraídos por los potenciales fondos de inversión, deben ser conscientes de la fase en la que se encuentran dentro del ciclo monetario para poder así estructurar adecuadamente su cartera de inversión. De este modo, el perfil de riesgo quedaría ajustado a las necesidades concretas.
Y es que la inflación reduce considerablemente el poder adquisitivo de inversores y ahorradores que buscan rendimientos a largo plazo.
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