En 2020 se realizó un estudio que estimó que el 65% de los consumidores buscaban productos que les ayudaran a vivir, no solo mejor, sino de una manera más sostenible y que les permitiera ser socialmente responsables.

Por supuesto, este ámbito, no sólo llama la atención a los que cuidan su alimentación, sino también a los inversores que, además de la rentabilidad, también están interesados en apoyar iniciativas que tengan un impacto beneficioso en la sociedad. 

De hecho, según McKinsey, el mercado mundial del bienestar, con un valor estimado superior a 1,5 billones de dólares, continuará creciendo a un ritmo de entre un 5% y un 10% anual. La nutrición constituye un elemento fundamental de este mercado: en Estados Unidos, alrededor de un 9% del gasto en productos y servicios que promueven la salud se destina a alimentos y bebidas.

Son muchos los sectores a los que podemos hacer referencia, pero concretamente en la alimentación saludable hay que fijarse en el sector agroalimentario, porque está en el ojo del huracán de algunos de los retos más acuciantes a los que se enfrenta la sociedad. Y es que es uno de los principales responsables, pero también puede ofrecer muchas de las soluciones.

En este sentido, en los últimos sesenta años, el suministro mundial de alimentos se ha multiplicado por tres y medio, pero las consecuencias también han sido grandes. De hecho, en su informe Inversión en alimentación y agricultura: tendencias y oportunidades, los gestores del fondo BNP Paribas SMaRT Food señala que las prácticas agrícolas intensivas en recursos contribuyen a aproximadamente un 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y erosionan el capital natural, incluidas la calidad del suelo y la biodiversidad, del que depende en última instancia la producción de alimentos. Y por otra parte, el consumo excesivo de ciertos alimentos procesados ha contribuido a algunos problemas crónicos de salud que debilitan los avances en la esperanza de vida y reducen la calidad de vida.

Por todo esto, tenemos que ser conscientes que todo está muy relacionado con el sector salud, que representa el 9% del PIB mundial y al que todo el mundo contribuye en algún momento de su vida. Y a medida que la población envejece y la tecnología avanza, la asistencia sanitaria se convierte en uno de los sectores más interesantes para la selección de valores. Así que parece que invertir en salud alimentaria tiene su por qué. 

Hay que partir de la base de que somos 8.000 millones de personas y creciendo, y además, según cálculos de la ONU que para 2050 seremos 10.000. Comemos más, comemos mejor. Según Ricardo de los Rios, director de ventas de BNP Paribas AM también “tenemos que hacer frente a desafíos como el cambio climático o la contaminación. El abuso de la agricultura puede llevar también a la degradación de los suelos donde se cultiva. Tenemos que hacer frente también a un gran problema del desperdicio, que según cálculos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), puede llegar hasta el 39% de todo lo que producimos y luego también introducir tendencias en el hábito de consumo de alimentación de la población, que va mejorando y es cada vez más exigente”.

Está claro, que la transición nos lleva a un sistema mucho más sostenible de producción de alimentos, y hay tendencias bastante claras que lo respaldan entre las que están el uso de fertilizantes y pesticidas orgánicos en sustitución de los inorgánicos. El cambio de dieta en los consumidores. No solamente somos más y comemos más, sino que además queremos comer mejor. La sensibilidad de los consumidores, tanto por el cambio climático, como por la salubridad de los alimentos, por la sostenibilidad de la alimentación. La normativa, ya que cada vez los gobiernos están tomando más en cuenta el problema de alimentar a sus poblaciones. Y la economía circular. 

Todo ello abre un gran abanico de oportunidades en cuanto a la inversión y no hace falta investigar mucho para llegar a la conclusión de que cada vez son más empresas repartiéndose la tarta. Cada día nos bombardean con compañías ideales con productos óptimos en este sentido, pero realmente ¿dónde o cuáles son las oportunidades de inversión? Desde BNP Paribas AM dejan claro que “la temática es una oportunidad”. Si somos más, comemos más, comemos mejor, tenemos más sensibilidad. Pero hay que tener en cuenta que, todavía hay 2.400 millones de personas según la FAO, que no tienen acceso a una alimentación sana. Aunque, como explica Ricardo de los Rios, director de ventas de BNP Paribas AM “pecamos en el mundo occidental de obesidad”. Y es que, casi un 40% de la población de Estados Unidos, es obesa, por lo que “nos enfrentamos a esos retos y que al mismo tiempo son oportunidades”.

Pero, ¿cómo podemos comer mejor y repartir mejor la comida? o ¿cómo hacer más accesible a la población una dieta sana y saludable al mismo tiempo? Ricardo de los Ríos lo tiene claro, con “oportunidades”. Aquí señala dos empresas que se dedican al tema del reciclado en el ámbito del empaquetado. Una de ellas es Graphic Packaging, que es líder en su sector y provee de plásticos y cartón a un montón de empresas, o Brambles, que es otra compañía que se dedica más a los palets con material reciclado”. Y ambas compañías están presentes en el fondo BNP Paribas SMaRT Food.

Es obvio que son muchos los consumidores que demandan cada vez más alinear sus hábitos de consumo con factores como la salud y la sostenibilidad. Y son muchos también los que buscan alinear sus inversiones con ello. Como hemos dicho, cada vez son más las empresas que quieren su porción, pero hay que saber identificar la manera adecuada de invertir en el sector. Podemos invertir en esta megatendencia a través de acciones, ETFs o fondos de inversión como el Pictet Nutrition, BGF Nutrition Fund, o el fondo BNP Paribas SMaRT Food.

Con datos en la mano, la población mundial alcanzó los 8.000 millones en 2022 y se espera que alcance los 9.800 millones para 2050. Además, la ONU ha estimado que la producción de alimentos deberá aumentar en un 70% para alimentar a todos a mediados del siglo, por lo que parece bastante clara la oportunidad de inversión en el sector. Pero como en todo, hay una serie de riesgos, que pasan principalmente por los desafíos y riesgos geopolíticos, reducir el impacto de la interrupción de la cadena de suministro, la gran exposición ambiental, el aprovechamiento de recursos en la automatización y digitalización, la gestión de los riesgos de retiro del mercado de productos, y la continuidad y resiliencia del negocio.

Como vemos, no son pocas, pero como advierten desde BNP Paribas AM, el riesgo real es no estar invertido en el sector, porque las perspectivas son muy positivas debido a que son tendencias imparables a largo plazo. Sobre todo por los diferentes retos a los que se enfrenta la humanidad entre los que Ricardo de los Ríos destaca el de “alimentar a una población creciente y alimentarla bien, el riesgo del cambio climático y cómo afrontarlo para que el rendimiento de nuestras tierras y de nuestra ganadería sea satisfactorio o conservar una economía circular y lo que nos da de comer”

Son muchos los consumidores que demandan cada vez más alinear sus hábitos de consumo con factores como la salud y la sostenibilidad, lo que se transforma en oportunidad para los inversores. El sector alimentario saludable está en auge y depende de cada inversor subirse o no al carro.

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