Faltan pocos días para las elecciones generales en el Reino Unido. Si nos guiamos por los sondeos de opinión, los laboristas tienen prácticamente garantizado formar el próximo gobierno de Reino Unido. Teniendo esto en cuenta, voy a hablar un poco sobre el estado de la economía que van a heredar, también analizaré, muy brevemente, cómo podrían optar por hacer frente a una situación fiscal realmente difícil. 

El contexto macroeconómico al que se enfrentará el nuevo gobierno está mejorando de muchas maneras diferentes. En primer lugar, desde una perspectiva internacional. La economía estadounidense se ha ralentizado un poco y ahora arroja cifras de inflación más bajas de lo esperado. Durante la mayor parte de este año, la economía ha sido demasiado vigorosa y las previsiones de inflación han sido al alza, por lo que las esperanzas de recortes de los tipos de interés que se habían desvanecido, se han reavivado. 

En Europa, el BCE recortó los tipos de interés un cuarto de punto porcentual en junio. Y lo que es más importante, la economía también está mejorando, aunque parte de una base débil. Los datos aún son inciertos, pero creo que el crecimiento europeo superará las bajas expectativas y producirá un año decente en términos de inflación y crecimiento.

En el Reino Unido hemos asistido a una mejora significativa del crecimiento, con una sólida cifra del PIB del primer trimestre revisada al alza la semana pasada. El principal motor de la mejora del crecimiento es el consumo. A pesar de la drástica reducción de los ingresos reales, los consumidores británicos han aumentado sus ahorros en los dos últimos años, temerosos de los elevados precios de la energía. Los ingresos reales crecen ahora, al invertirse la espiral de los precios salariales, y la confianza ha mejorado, lo que permite a los consumidores gastar más. 

Los datos económicos de Reino Unido están siendo mejores que los de otras economías y espero que continúen las revisiones al alza del crecimiento económico en Reino Unido. Aunque las perspectivas a largo plazo para las finanzas presupuestarias son claramente desalentadoras. 

El tipo impositivo ha llegado a máximos históricos; el gobierno conservador actual, podría cumplir sus promesas fiscales únicamente mediante hipótesis totalmente irreales de gasto público en áreas desprotegidas como las prisiones y el sistema judicial. El Partido Laborista, es consciente de ello por lo que si es elegido tendrá que subir los impuestos. y se ha comprometido a mantener sin cambios la mayoría de los principales impuestos directos, por lo tanto, la atención debe centrarse en los impuestos sobre el capital.

El partido laborista ha afirmado que mantendrán el plan de los conservadores de no modificar las desgravaciones fiscales, por lo que el impuesto sobre la renta subirá, pero no cambiarán los tipos impositivos, según su manifiesto. Las subidas de impuestos que han anunciado recaudarán relativamente poco: el IVA sobre las tasas escolares, y el fin de los intereses para la mayoría de las inversiones de los empleados de capital privado entre otras.

Por razones obvias, el Partido Laborista no quiere discutir ninguna de estas subidas de impuestos antes de las elecciones y tendrán que mantener conversaciones detalladas con el Tesoro y la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria antes de aplicarlas. 

En contraste con otros bancos centrales, el Banco de Inglaterra ha estado vendiendo agresivamente su stock de “gilts”. Creemos que deberían adoptar un enfoque pasivo y dejar que venzan, pero no vender activamente. Si se anunciara esta política, podrían reducirse los rendimientos de los “gilts” y eso reduciría los intereses de la deuda y mejoraría significativamente las perspectivas fiscales. Otro paso importante podría ser la introducción de un escalonamiento de los intereses de las reservas bancarias. Esta medida está vinculada al endurecimiento cuantitativo y es, de hecho, un impuesto sobre los bancos. Estas dos políticas juntas podrían recaudar enormes cantidades de dinero, más que suficiente para financiar los ambiciosos planes del partido laborista para un fondo de energía y un fondo público de riqueza privada. Sin embargo, tendrán que contar con el apoyo del Banco de Inglaterra, lo que puede suponer un problema.

El Partido Laborista planea ser a la vez radical, ambicioso y decidido a evitar las crisis financieras que acosaron a los anteriores gobiernos laboristas anteriores a Tony Blair. Hay toda una serie de grandes decisiones que tomar, en otros ámbitos, como los derechos de los trabajadores, el salario mínimo, etc. Tendremos que ver si el nuevo gobierno acierta con estos juicios y equilibrios o si tropieza en sus primeros años. 
 

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