La situación sigue siendo fluida, pero los dirigentes europeos se enfrentan ahora al reto de plantearse qué deben hacer, dado que el principal garante de su seguridad durante los últimos 75 años se ha distanciado. Los países europeos tendrán que destinar una cantidad significativamente mayor de fondos públicos a defensa. Aunque muchos países europeos están cumpliendo actualmente el compromiso de gasto del 2% del PIB contraído con la OTAN, la realidad es que es probable que esta cifra tenga que ser significativamente mayor en el futuro, lo que supondrá una presión adicional sobre unas finanzas públicas ya sometidas a tensiones. En el Reino Unido, por ejemplo, el gasto en defensa ascendía al 4% del PIB en 1989, mientras que hoy es del 2,3%, con un objetivo del 2,5% para 2030. Si el Reino Unido quisiera volver a los niveles de gasto de 1989 en porcentaje del PIB, necesitaría un gasto adicional de 70.000 millones de libras al año. Será necesario un uso innovador de las finanzas públicas. Ya se está hablando de la emisión de deuda común europea para financiar el gasto adicional.
Es evidente que Europa necesita un liderazgo político fuerte, y es posible que hayamos logrado avanzar algo en este sentido, tras las elecciones que se celebraron en Alemania. Las urnas han elegido un nuevo Parlamento y un nuevo Canciller, con el partido CDU/CSU de Friedrich Merz como el de mayor ventaja. Como es habitual en Alemania, será necesaria una coalición para formar gobierno, proceso que en el pasado ha durado varios meses. En esta ocasión, la situación puede complicarse por el partido de extrema derecha AfD, que ha obtenido algo más del 20% de los votos, aunque es poco probable que forme parte del gobierno, dado que los demás partidos se niegan a negociar con ellos. Los políticos alemanes se enfrentan a retos internos debido a la debilidad de la economía, frenada por un sector manufacturero que sufre un doble golpe - la débil demanda china y los altos precios de la energía. La economía alemana necesita desesperadamente un estímulo económico, pero el Schuldenbremse (freno a la deuda) constitucional ha limitado el déficit presupuestario anual a sólo el 0,35% del PIB. Esto contrasta con el actual déficit presupuestario francés, del 6,1% del PIB. El freno de la deuda se introdujo tras la crisis financiera, cuando la deuda era del 80% del PIB; posteriormente, la deuda ha caído a alrededor del 60% del PIB, pero la economía ha tenido dificultades, sobre todo desde que comenzó el conflicto de Ucrania y minó la dependencia del sector manufacturero del gas ruso barato.
Es probable que el mercado responda favorablemente a un nuevo gobierno de coalición que se muestre dispuesto a relajar el freno a la deuda, aunque esta expectativa ya parece estar "descontada", pues el principal índice de renta variable de Alemania, el DAX, ya ha subido algo más del 12% en lo que va de año.
Pasamos al terreno un poco más mundano de los datos económicos, centrados en el Reino Unido, donde la pasada semana se publicaron datos sobre inflación y empleo. Los datos de inflación del Reino Unido han situado el IPC de enero en su nivel más alto en 10 meses, el 3,0%, por encima de lo esperado, debido al aumento de los precios de los alimentos, las tarifas aéreas y la imposición del IVA sobre las matrículas de los colegios privados. El IPC de los servicios ha pasado del 4,4% en diciembre al 5,0% en enero. Es probable que el IPC siga aumentando en los próximos meses, como resultado de la subida de los precios de la energía. Los datos de empleo, que han mostrado una tasa de paro sin cambios en el 4,4%, también pusieron de relieve las presiones inflacionistas, con un aumento de los ingresos medios del 5,9% en diciembre. Tras conocerse los datos, no se ha producido ningún cambio en las expectativas de recortes de tipos por parte del Banco de Inglaterra, y los mercados seguían valorando en 50 puntos básicos los recortes de aquí a finales de año, aunque la probabilidad de un recorte el mes que viene se redujo aún más, considerándose más probable el próximo recorte de tipos en mayo.
No sería una actualización semanal sin una mención a los aranceles, y el presidente Trump se pronunció debidamente sobre los gravámenes comerciales la pasada semana con su promesa de aranceles significativos sobre los automóviles, los chips y los productos farmacéuticos. Sobre los automóviles, Trump dijo: "Probablemente se lo diré el 2 de abril, pero será en torno al 25%". En cuanto a los chips y los productos farmacéuticos, Trump dijo que "serán del 25% y más, y aumentarán sustancialmente a lo largo del año". Trump señaló que los aumentos posteriores tenían como objetivo dar a las empresas "una pequeña oportunidad" para trasladar sus operaciones a EE.UU. Si Trump se atiene a las fechas que mencionó, las próximas seis semanas deberían arrojar mucha más claridad sobre si los aranceles titulares resultan correctos. A principios de marzo entrarán en vigor los aranceles del 25% sobre Canadá y México, seguidos poco después por los aranceles del 25% sobre el acero y el aluminio. Luego, a principios de abril, deberían entrar en vigor los aranceles antes mencionados sobre los automóviles, los chips y los productos farmacéuticos, junto con una aclaración sobre los aranceles globales recíprocos que Trump ha prometido.