Con una inflación a la baja y unos tipos de interés mucho más altos que hace un año y, a pesar del reciente repunte, los bancos centrales tienen margen de maniobra y han sido explícitos en su deseo de evitar que la política monetaria se vuelva demasiado restrictiva. El retorno de la disyuntiva entre inflación y crecimiento ha hecho que los responsables políticos se preocupen por los riesgos a la baja para el ciclo económico, posiblemente tanto como por el riesgo de que la inflación no vuelva a su objetivo. Dada esta creciente preocupación por evitar una recesión, creemos que los bancos centrales pueden tomar un crecimiento económico débil (o una recesión, por poco profunda que sea) como una señal para recortar los tipos, sobre todo porque la política monetaria parece estar logrando su objetivo de reducir la inflación de forma sostenible hacia el 2%. El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, advirtió a mediados de 2023 que podríamos ver recortes de tipos a pesar de que la inflación fuera superior al objetivo y en diciembre sugirió públicamente que la Fed podría recortar los tipos varias veces en 2024.

De forma más inmediata, es probable que el BCE mantenga los tipos estables y no los recorte hasta junio de este año, porque los responsables políticos querrán que la inflación siga bajando. Los recientes acontecimientos en Oriente Medio son preocupantes no sólo por razones geopolíticas, sino también por el impacto que pueden tener en los mercados. Dada la economía abierta de Europa, ésta está especialmente expuesta a las perturbaciones del comercio, y el aumento de los costes de transporte puede empezar a traducirse en un encarecimiento de las mercancías.

Vemos muchas oportunidades en los distintos sectores del mercado de renta fija, en los que los inversores pueden beneficiarse de unos beneficios atractivos, pero también de la protección del capital en caso de que se produzca una desaceleración económica repentina. A pesar del repunte del mercado a finales del año pasado, los rendimientos siguen siendo atractivos y ofrecen una oportunidad de inversión atractiva en todos los sectores, desde la deuda pública y el crédito hasta el high yield y la titulización.

  • A pesar de la desaceleración económica (o recesión) que se avecina, consideramos que los balances de las empresas siguen siendo sólidos gracias a la resistencia de los consumidores. Por ello, los bonos corporativos siguen ofreciendo un potencial de rentabilidad total convincente. Preferimos los bonos corporativos europeos, especialmente en sectores como los servicios públicos, la energía y los bancos (donde la deuda subordinada también es atractiva). 
  • Los títulos europeos de high yield de menor calidad pueden ser una excelente fuente de rentabilidad, pero la selección de los emisores adecuados será clave para evitar posibles impagos. 
  • Las estrategias de renta fija sin restricciones pueden ayudar a los inversores a sortear el aumento de la volatilidad mediante una gestión flexible de la duración y la selección de países.

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