¿Cómo afecta el cambiante entorno de mercado (tipos de interés e inflación elevados, mayor volatilidad y ciclos más frecuentes) a la inversión en rentas?

Aspectos destacados:

  • En un entorno de mercado con mayor incertidumbre, las rentas se mantienen como un componente crucial de la rentabilidad.
  • Si bien la liquidez puede generar actualmente un nivel de rentas interesante, los análisis demuestran que, a largo plazo, los bonos ofrecen una mayor rentabilidad a los inversores, especialmente si la inversión se realiza con suficiente antelación para aprovechar la tendencia del mercado a descontar prematuramente los recortes de tipos.
  • Sin embargo, el nuevo entorno económico, caracterizado por una mayor volatilidad y una inflación estructuralmente más elevada, podría llevar a los inversores a diversificar entre varias clases de activos en busca de rentas.
  • Adaptarse y actuar de manera proactiva en función de las condiciones cambiantes del mercado puede ser beneficioso para capturar oportunidades de inversión.

Por qué las rentas son más importantes de lo que uno imagina

En un entorno macro con mayor incertidumbre, las rentas cobran una mayor importancia en las carteras. Las rentas no solo interesan a aquellos inversores que las buscan de manera activa, también son un componente importante del retorno total para aquellos interesados en generar capital a lo largo del tiempo (gráfico 1). Nuestros análisis1 muestran que las rentas pueden suponer más de la mitad de la rentabilidad en un horizonte de inversión de cinco años, incluso en una cartera estándar compuesta por un 60 % de renta variable y un 40 % de renta fija. La proporción aumenta si los inversores eligen clases de activos con un perfil de rentas más elevado, como el crédito o la renta variable con altos dividendos, llegando a alcanzar el 80% en algunos casos.

Además de generar flujos de efectivo constantes, la capacidad de las rentas para potenciar la rentabilidad las convierte en un componente fundamental para las carteras de inversión actuales, en las que la obtención de rentabilidad puede plantear más dificultades que en el pasado.

Cuando las rentas que provienen del efectivo son interesantes, pero las que generan los bonos son mejores

A pesar de las ventajas de la inversión en rentas, muchos inversores siguen desconfiando de la clase de activos que más se asocia con ellas: la renta fija. Esto puede resultar lógico si consideramos el rendimiento negativo que registró la renta fija en 2022. El hecho de que el efectivo genere mayor rendimiento que ciertos bonos es, para muchos, otro factor en contra de la renta fija. Si a esto le sumamos la falta de consenso en cuanto a perspectivas económicas, una política monetaria incierta y un entorno geopolítico tenso, no es de extrañar que un número considerable de inversores opte por mantener la liquidez a la espera de que se aclare el panorama.

El problema, sin embargo, es que esperar a que haya más claridad antes de pasar del efectivo a los bonos podría resultar en un menor retorno total. Según nuestro análisis de los últimos seis ciclos de alzas de tipos de interés de la Reserva Federal de EE.UU., cuando estos alcanzan su punto máximo (o se acercan a él), pasar del efectivo a los bonos ha sido recompensado con un mayor retorno total. Realizamos el mismo análisis para el Banco de Inglaterra y el Banco Central Europeo y obtuvimos resultados similares: la renta fija global es más atractiva que el efectivo, incluso incluyendo el coste de cobertura de divisas. Y lo que es más importante, el hecho de actuar con antelación tuvo un efecto positivo en la rentabilidad, ya que permitió aprovechar la tendencia del mercado a descontar prematuramente los recortes de tipos.

La renta fija ofrece oportunidades interesantes, pero conviene diversificar hacia otras fuentes de rentas

La capacidad de las rentas para aumentar considerablemente la rentabilidad a largo plazo, junto con otras ventajas, nos lleva a pensar que los inversores deberían seguir prestando especial atención a la renta fija a la hora de construir sus carteras. Esta afirmación es especialmente relevante en un entorno de inversión más volátil, donde la estabilidad de la rentabilidad puede verse amenazada.

Ahora bien, esto no quiere decir que los inversores deban centrarse únicamente en las clases de activos de mayor rendimiento y rentas para tratar de generar la máxima renta posible.

Aunque las clases de activos de mayor rendimiento pueden tener su lugar en una cartera, es fundamental que esta esté bien diversificada. Algunas clases de activos no reportan muchas rentas, pero ofrecen otras ventajas a los inversores las buscan, como por ejemplo el crecimiento del capital o la mitigación de la inflación.

En un mundo más volátil, la mayor dispersión y divergencia debería permitir que las oportunidades de obtener rentas sigan evolucionando en las distintas clases de activos. Aunque la renta fija representa actualmente un recurso atractivo para aumentar las rentas y la rentabilidad, el nuevo entorno macro debería, no obstante, animar a los inversores a diversificarse en otras áreas, como la renta variable enfocada en dividendos, bonos de alto rendimiento, activos inmobiliarios o REITS, e, incluso potencialmente, estrategias de suscripción de opciones de compra. Estas clases de activos pueden brindar rentas, además de aportar otras características deseables para la cartera.

Por esta razón, adoptar un enfoque de inversión dinámico, y con cierta de flexibilidad para aprovechar cualquier nueva oportunidad que surja, podría ser beneficioso para los inversores.

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