El uso de capital para respaldar deliberadamente objetivos sociales y medioambientales, a la vez que se mide e informa sobre el impacto logrado, forma parte de la ética de la inversión de impacto. Hasta ahora, los inversores se han centrado principalmente en ese aspecto altruista, pero, como equipo, creemos que la inversión de impacto tiene también mucho sentido desde el punto de vista financiero.

Consideramos que destinar el capital a realizar buenas acciones puede ayudar a alcanzar, e incluso superar, los objetivos financieros. A continuación, presentamos varios de los factores que, en nuestra opinión, avalan el potencial de rentabilidad a largo plazo de las carteras de impacto de renta fija.

El poder de los flujos de capital

La inversión de impacto, limitada históricamente al sector privado, está cada vez más consolidada en los mercados públicos y ofrece a los inversores un rendimiento potencial atractivo. Mientras que la renta variable supuso un punto de partida natural para la inversión de impacto en los mercados públicos, los inversores están descubriendo que su exposición a la renta fija también puede generar un impacto significativo, además de una rentabilidad financiera competitiva. Consideramos que la escala y el alcance de los mercados de renta fija los convierten en un instrumento especialmente interesante para los reguladores, responsables políticos e inversores que desean movilizar capital hacia proyectos cuyo objetivo es resolver problemas de sostenibilidad a largo plazo.

En la actualidad, la clase de activos que más rápido crece dentro del universo de impacto es la deuda pública, con un incremento anualizado del 101 % en los últimos cinco años.

En nuestra opinión, la inversión de impacto se enmarca en la megatendencia de sostenibilidad que está transformando la inversión en el mercado público y trasladando el capital. Creemos que esta creciente demanda de bonos de impacto por parte de los inversores reforzará el rendimiento de los emisores y valores de impacto de alta calidad a corto y medio plazo, lo que beneficiará a los inversores que sean capaces de identificar a estos emisores en una fase temprana mediante el análisis.

Motores estructurales del rendimiento

Observamos varios motores estructurales que favorecerán el rendimiento de las inversiones de los emisores de impacto a lo largo del tiempo. A continuación, enumeramos tres factores clave:

  • Demanda — A medida que los consumidores se muestran más sensibles a los problemas medioambientales y sociales, se inclinan por productos y servicios acordes con sus valores. Aquellas empresas que se enfrenten a estos retos con soluciones innovadoras serán las que probablemente obtengan una mayor demanda de sus productos, un menor coste de financiación y, en última instancia, una mayor rentabilidad.
  • Ventaja competitiva — Consideramos que los emisores que innovan para hacer frente a los retos medioambientales y sociales disponen de una oportunidad para lograr una ventaja competitiva en sus sectores. El desarrollo de soluciones escalables y rentables permite a estas empresas posicionarse como líderes y abrir nuevas fuentes de ingresos y mercados. Estos emisores suelen estar a la vanguardia, lo que atrae a clientes que buscan productos o servicios modernos, sostenibles y eficaces. En términos generales, este posicionamiento vanguardista desemboca en una mejora de la cuota de mercado, mayores perspectivas de crecimiento, balances más sólidos y mayor rentabilidad para los inversores.
  • Orientación a largo plazo — Las inversiones de impacto, por su propia naturaleza, se centran en resolver problemas a largo plazo. Con esta visión a largo plazo, las empresas se animan a adoptar estrategias que primen el crecimiento responsable y sostenible. Las organizaciones que contribuyen a un impacto positivo a través de sus bienes y servicios principales tienen más probabilidades de emprender prácticas empresariales que fomenten la protección del medioambiente, la equidad social y una gobernanza transparente. Estos factores pueden mejorar la gestión del riesgo, la reputación y las relaciones con las partes interesadas, todo lo cual podría, en nuestra opinión, favorecer la resiliencia y la creación de valor a largo plazo.

Los mercados son cada vez más conscientes de las potenciales ventajas a largo plazo que ofrecen las compañías con prácticas empresariales alineadas con los criterios ASG. De acuerdo con los datos, los emisores con una elevada calificación en términos de ASG acceden al capital a un coste menor que sus homólogos con una calificación más baja. Esperamos que, a medida que se amplíe la base de inversores, los emisores de impacto se beneficien de una dinámica similar, lo que vuelve a evidenciar la existencia de motores estructurales favorables detrás de esta clase de activos.

La ventaja de la gestión activa

En nuestra opinión, el conjunto de oportunidades de impacto en el mercado de renta fija pública cuenta ahora con la escala y la liquidez adecuadas para mediante la gestión activa poder generar rentabilidades superiores a las del mercado y de un impacto que sea material, adicional y medible. El entorno actual, más cíclico y volátil, hace aún más necesario un enfoque activo que contribuya a reforzar la solidez a largo plazo de las carteras de impacto de renta fija.

En la gestión de nuestra cartera de bonos de impacto, por ejemplo, aplicamos una rotación dinámica de países y sectores igual a la que los inversores esperarían de una de nuestras estrategias «tradicionales». Y lo que es más importante, disponemos de un amplio y líquido universo propio de emisores de impacto donde elegir, generado a lo largo de ocho años de inversión de impacto en los mercados públicos de renta fija. Además, aprovechamos todo el potencial del análisis propio de Wellington para fundamentar nuestra selección de países y valores, bien a través de los conocimientos de nuestros estrategas macroeconómicos o geopolíticos o de los expertos en ASG.

Muchas de estas perspectivas constituyen también aportaciones valiosas a nuestro análisis de impacto, lo que nos permite avanzar en nuestro doble objetivo de lograr rendimientos financieros competitivos y resultados de impacto cuantificables.

Un aspecto fundamental es que solo invertimos en mercados públicos líquidos, lo que además de ofrecer liquidez diaria a nuestros clientes, hace posible una rotación ágil entre diferentes áreas del mercado en las que el riesgo y la rentabilidad nos resulten más atractivos.

Por último, al igual que sucede con la renta fija tradicional, consideramos que es de vital importancia la construcción minuciosa de una cartera sólida a fin de mitigar los riesgos imprevistos y aumentar las posibilidades de obtener una rentabilidad positiva consistente a lo largo del tiempo.

Conclusión

Los bonos, como instrumentos fundamentales de financiación, ocupan un lugar central en la transición hacia un futuro más verde y equitativo. Estamos convencidos de que los emisores de impacto desempeñarán un papel importante en este cambio secular, a medida que los inversores traten de conciliar los beneficios financieros con el progreso social.

En nuestra opinión, añadir un objetivo de impacto puede mejorar el rendimiento potencial de las carteras tradicionales de renta fija, ya que genera una mayor diversificación y nuevas oportunidades de rentabilidad. La combinación de un enfoque activo bottom-up basado en el análisis fundamental con conocimientos top-down en renta fija puede mejorar la capacidad de los gestores para asignar capital en renta fija de forma más eficaz.