La incertidumbre alimenta la dispersión
Un aspecto definitorio del entorno actual es su incertidumbre macroeconómica. La gama cada vez más amplia de estimaciones de los economistas sobre datos como la inflación es un indicador de lo incierto que es el nuevo régimen. De una encuesta a economistas podemos ver en el gráfico de la izquierda la dispersión que hay en las previsiones de inflación a corto plazo en EE.UU. y en la zona euro, dispersión que se ha disparado desde 2020. 

A pesar de que era poco probable que la inflación persistiera en altos niveles al salir de la pandemia, las limitaciones estructurales de la oferta y la fragmentación geopolítica significan que habrá menos consenso sobre las principales variables macroeconómicas de lo que estamos acostumbrados. Mega fuerzas como la transición a una economía con bajas emisiones de carbono, las divergencias demográficas y la fragmentación geopolítica harán que la inflación sea más volátil, convirtiéndose en una montaña rusa que resurgirá en 2025. Los analistas no están tan seguros sobre lo que se aproxima, - siendo esto la incertidumbre de un nuevo régimen.

Otro factor que subyace al entorno actual es la dispersión en las rentabilidades del mercado en el nuevo régimen, como se aprecia en el gráfico de la derecha, que muestra hasta qué punto los rendimientos mensuales de los distintos valores del S&P 500 se desvían de la media general:

¿Cuál es la ventaja potencial de una mayor incertidumbre?

La experiencia inversora podría resultar más valiosa ya que aquellos con un conocimiento más profundo del mercado podrían explotar el aumento resultante de la dispersión del mercado. La posibilidad de obtener mayores recompensas de combinar un enfoque dinámico con habilidades de inversión en lo que se estima que las estrategias activas pueden jugar un rol predominante en la construcción de las carteras hoy en día. 

Los gestores con mejores rentabilidades pueden orientar las carteras hacia estrategias activas y alejarse de la exposición estática al mercado, denominada muchas veces como una estrategia beta.El dinamismo de las estrategias indexadas es también una fuente de rentabilidad siempre y cuando sea un enfoque activo de indexación, que permita a los inversores explotar su habilidad para cronometrar los mercados y su capacidad para elegir sistemáticamente la exposición a los sectores, regiones y estilos adecuados. 

Pero esa preferencia por las estrategias activas dependería de la capacidad de elegir con fiabilidad a gestores cualificados y depende de las limitaciones de las comisiones, objetivos de la cartera y el coste de encontrar a esos gestores que generen alfa y un adecuado seguimiento de resultados en el tiempo y no solo flor de un día.

La mayor incertidumbre y dispersión del nuevo régimen significa que la perspicacia y experiencia inversora podrían verse mejor recompensadas hoy que en el pasado.

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