La escasez de mano de obra, la demanda de nuevas competencias y la evolución de las preferencias de los trabajadores ponen de manifiesto el valor del capital humano en las compañías. La gestión de personas constituye un factor cada vez más importante en la creación de valor.
Nuestros analistas de inversión han identificado tres tendencias que podrían generalizarse en los próximos años:
• Preocupación sobre la desigualdad.
• Preferencias relativas al lugar de trabajo.
• Innovación y nuevas competencias.
Si se mantiene la desigualdad podría aumentar el activismo de los trabajadores y los paros laborales. Los bajos salarios y las diferencias salariales están presentes en muchos sectores y regiones. Los trabajadores están cada vez más sensibilizados ante la necesidad de cambio, y exigen mayores salarios y el fin de la discriminación por raza o género.
En el lugar de trabajo, los empleados piden prestaciones más allá de los salarios básicos (una vez alcanzado el salario mínimo), entre las que se incluyen el equilibrio entre la vida personal y profesional y la existencia de una cultura orientada a la consecución de objetivos. Vemos un evidente cambio de actitud con respecto a los resultados del mismo estudio realizado en 2017, en el que las características más valoradas en un empleo eran un salario justo y competitivo y las oportunidades de ascenso.
Los cambios impulsados por la digitalización y la transición energética han aumentado la competencia por el talento.
Algunas compañías están reciclando a sus trabajadores, pero el ritmo del cambio tecnológico suele ser superior al tiempo que necesitan los trabajadores para desarrollar nuevas competencias.
Los marcos ESG de Capital Group han identificado el capital humano como uno de los factores más importantes en la creación de valor y la competitividad. La reacción de las compañías a las cuestiones relacionadas con el capital humano podría ser un factor determinante.