De cara a un nuevo año, pero con una guerra que sigue sin resolverse y que sigue siendo una amenaza energética; con la inflación que sigue asechándonos y su impacto sintiéndose en los bolsillos de los ciudadanos; subida de los tipos de interés en buena parte de los países desarrollados y su impacto en los mercados bursátiles; incertidumbres geopolíticas que posiblemente sea uno de los mayores riesgos.
Al mismo tiempo, la inversión ESG está en el punto de mira, con una serie de reguladores subiendo la apuesta en muchos frentes, desde el propio nombre de los fondos, buscando evitar el greenwashing que en 2022 ha sido el talón de Aquiles para varios productos, a lo que se sumó la politización de la inversión ESG. Además, empezaremos el año con una divulgación de objetivos climáticos mucho más estrictos.
Inversores disidentes se oponen a estrategias climáticas corporativas
Las recientes turbulencias en los mercados energéticos y un enfoque en la seguridad energética pueden cambiar el comportamiento de voto de algunos inversores, según apunta un estudio de MSCI, en el que apunta que en 2022 más inversores vitaron en contra de estrategias climáticas corporativas en la temporada de proxy voting en relación a 2021. Según plantea el equipo de análisis de MSCI, identificaron a 53 integrantes del índice MSCI ACWI Investable Market Index (IMI) que celebraron votaciones patrocinadas (proxy voting) por la dirección sobre su plan climático en los últimos dos años. A pesar de que los inversores aprobaron todas estas estrategias climáticas corporativas, en su mayoría, la proporción media de votos en contra pasó del 3,1% en 2021 al 9,6% en 2022, lo que indica un creciente malestar entre algunos inversores.
El estudio de MSCI refuerza una teoría que yo venía comentando desde hace tiempo y es que "compañías con mejores prácticas de gobernanza tendieron a lograr una mayor reducción de las emisiones de carbono en comparación con los niveles históricos" , de ahí la importancia de la G sobre la E y la S.
Como se oberva en el gráfico inferior, según el análisis llevado a cabo en 38 integrantes del índice MSCI ACWI en sectores con emisiones intensivas que estaban muy desalineados con los objetivos de temperatura global a partir de noviembre de 2022, medidos por el aumento implícito de la temperatura (ITR) de MSCI, las 7 empresas resaltadas en verde tenían un comité de sostenibilidad en su consejo de administración y al menos un consejero con experiencia relacionada con el clima. Sus futuras trayectorias de emisiones pueden responder a la pregunta de ¿si los consejos de administración centrados en el clima pueden ayudar a las empresas a alinearse con los objetivos globales de temperatura? a lo que yo añadiría los factores sociales, ya que tendemos a olvidarnos de ellos y son clave, tanto o más importante que el clima.
Los reguladores dirigen su mirada a los fondos ESG
Los fondos orientados a ESG han operado con una limitada de claridad regulatoria, lo que ha tenido efectos colaterales en la industria. A pesar de los esfuerzos realizados en los últimos dos años, queda mucho por resolver.
El interés regulador por los nombres de los fondos y sus obligaciones de clasificación y divulgación está aumentando en todo el mundo. Encabezados por el Reglamento sobre divulgación de información financiera sostenible (SFDR) de la UE, que impone requisitos de información más transparentes para los fondos ASG, otros importantes reguladores del mercado están siguiendo su ejemplo.
Como hemos comentado en algunas otras notas, el inversor y por supuesto el asesor tienen una gran tarea, estando atentos a los cambios en los nombres y las etiquetas de los fondos ASG a medida que los regímenes de divulgación de información exijan a los gestores una rendición de cuentas más estricta. Sería conveniente que el supervisor tuviera a mano una lista de los fondos artículo 6, 8 y 9 y aquellos que han cambiado, para que el inversor lo tuviera algo más fácil a la hora de hacer su elección. Sin embargo, eso no existe hoy en día. En España es el asesor o el propio inversor quien debe entrar a cada gestora para buscar esos cambios, convirtiéndolo en un trabajo complicado y muy laborioso.
Australia, Hong Kong y Singapur, por ejemplo, han proporcionado orientaciones para normalizar la información sobre la integración de los factores ASG en el proceso de selección de inversiones. Los reguladores de la UE y Canadá han ido más lejos al tratar de clasificar los fondos sostenibles, en los que una mayor integración de los factores ASG requiere más información. Los EE.UU. han dado pasos provisionales con una propuesta similar pero no directamente comparable, un paso significativo para el mayor mercado de fondos del mundo (que representa más del 60% de las inversiones mundiales en fondos). Si estas propuestas colectivas entran en vigor, podrían someter a supervisión 3,6 billones de dólares de inversiones sostenibles (el 8% de los activos de fondos mundiales).
Sigue siendo el clima el foco central en Europa. . .y en China ¿?, mientras que en EE.UU lo es el factor humano
Durante 2020, el exceso de noticias relacionadas con el capital humano estuvo directamente impulsado por el impacto de la COVID-19, ya que las operaciones empresariales y el futuro del trabajo cambiaron radicalmente. Sin embargo, con la llegada de las vacunas contra el COVID-19 y las subsiguientes reaperturas, la atención volvió rápidamente a centrarse en la lucha contra el cambio climático y la atención en este sentido aumentó sustancialmente, sobre todo en China.
Sin embargo, en EE.UU. el capital humano siguió siendo un tema noticioso dominante, superando con creces a la crisis climática, ya que las empresas se enfrentan a un mercado laboral ajustado ante el elevado descontento de los trabajadores en todo el país.
Aunque se puede sostener que las noticias son a menudo un medio reactivo, los inversores pueden desear mantener los ojos y los oídos abiertos a cualquier cambio en el sentimiento y el interés por los riesgos ASG a nivel de mercado.