Aun con todos estos factores en contra, siempre encontramos fondos que consiguen, de forma recurrente, unas rentabilidades más que aceptables. Es el caso del BNY Mellon Long-Term European Equity Fund. Aunque es de reciente lanzamiento en UCITS, es una estrategia que tiene track record propio desde 1991, con el mismo equipo gestor, principalmente Walter Scott.

De forma muy resumida, podríamos definir el fondo como grandes compañías europeas enfocado a crecimiento de calidad. La estrategia es prácticamente buy & hold con unas 53 posiciones (el fondo se suele mover entre 40 y 60) de las cuales 21 llevan más de 10 años en cartera. Además, el fondo es Artículo 8 según el reglamento SFDR.

El sistema que tiene Walter Scott para analizar las compañías que pueden pasar a integrar parte de la cartera es como para comentarlo. Es cierto que cada gestor tiene un enfoque diferencial, pero el de Walter tiene algunas características que me gustan particularmente. Su análisis se basa en 7 factores principales. 

  1. Valoración: se analizan métricas de valoración, capital, o liquidez de las acciones. Es decir, no solo si es una compañía barata o cara en términos de PER, sino que se hace un estudio más amplio.
  2. Compañía: se considera la historia de la empresa, sus actividades comerciales, y la división geográfica y por sectores. Esto, que suelen hacerlo todos los gestores y analistas, se hace aquí de un modo más completo.
  3. Integridad: el enfoque se centra en los riesgos y oportunidades relacionados con los factores ambientales, sociales y de gobernanza (ESG), pero analizar la integridad en todos sus aspectos (mucho más amplio que el ESG tradicional) me parece un acierto. La integridad, virtud que brilla por su ausencia, me parece clave en la selección de valores
  4. Características del mercado: se revisa el tamaño de la empresa, su estructura, el crecimiento a largo plazo y la ciclicidad del sector en el que opera.
  5. Control del destino: aquí se examinan el poder de la empresa en su mercado, su cuota de mercado, la ventaja competitiva, el poder de fijación de precios y las barreras de entrada.
  6. Perfil financiero: se evalúa la estructura de retornos a largo plazo, las tendencias de márgenes, la generación de efectivo y el nivel de deuda, entre otros. Las clásicas ratios.
  7. Gestión y Consejo: se valora la experiencia del equipo directivo, la trayectoria de los ejecutivos clave, y la composición de la junta directiva.

Insisto en que no es más especial que otros métodos de selección, pero me gusta particularmente. 

Las principales compañías de fondo son bien conocidas: Novo Nordisk, SAP, ASML, Inditex, o Roche, entre otras. Y la composición por sectores también me gusta por varios motivos. El primero de ellos es por la enorme diferencia que hay con un MCSI Europe, lo cual le da bastante ventaja, habida cuenta de lo que hemos comentado sobre nuestro continente y cómo se queda rezagado. Pero sí se centra en algún sector de importancia para Europa, como el de industriales, en donde puede haber ventajas competitivas y en las pocas empresas punteras en tecnología. Esta mezcla de sectores más tradicionales y de mayor crecimiento, la combina con un sector defensivo y de ventaja competitiva como el de salud. Esta disposición de sectores me parece muy consistente. Por ponerle un “pero” (una opinión muy personal), el consumo discrecional podría ser demasiado elevado. Aunque hay que decir que las compañías del fondo que integran este sector son líderes y bien conocidas.

Otra de las cosas que me gusta del fondo es su composición por países, con mayor peso en Reino Unido, Suiza, Alemania, o Países Bajos, en donde los riesgos país son menores y donde el entorno empresarial es más favorable que en otros puntos de Europa. 

Las ratios principales del fondo no es que sean excepcionales, pero sí lo son si lo medimos en relativo el MSCI Europe Index. Por ejemplo, un PE ratio del fondo de 28,5 no es exagerado, pero es que el europeo es del 14,7. Es decir, el potencial de las compañías en cartera, sin ser especialmente caras, es mucho mayor que las del índice. El ROE es también mucho mayor y la deuda sobre el equity menos de la mitad. 

Y todo esto, ¿cómo se traduce en rentabilidad para el inversor? Palabras bonitas y selección acertada tendrán que conllevar una rentabilidad que acompañe. En efecto, a largo plazo, la rentabilidad anualizada del fondo es del 8,5%, casi duplicando la del MSCI Europa. Con mayor volatilidad, sí, pero casi duplicando. Aquello de “una imagen vale más que mil palabras” me sirve para cerrar una breve explicación de un fondo muy desconocido, pero que debería estar entre los principales fondos europeos que miramos los analistas.