No obstante, el mercado de deuda estadounidense de alto rendimiento, con unos rendimientos más elevados y una menor duración, está menos condicionado por los tipos de interés y se ve más afectado por el deterioro del crecimiento y de la calidad del crédito.

La buena noticia para los inversores en deuda estadounidense de alto rendimiento es que la calidad crediticia del mercado en general ha aumentado de manera significativa en los últimos años. Los emisores con calificación BB han llegado a representar en torno al 50% del mercado, frente al porcentaje de menos del 40% que se registraba hace diez años, lo que se debe, en parte, a que los emisores de mayor riesgo buscan ahora financiación en el mercado de crédito privado.

Tras haber alcanzado un punto álgido en 2020, la calidad crediticia del segmento de deuda de alto rendimiento se ha deteriorado un poco y algunas compañías han pasado a la calificación BBB. Sin embargo, a pesar de esta tendencia, las tasas de impago se han mantenido en un nivel excepcionalmente reducido, en torno al 1%-2%.

También es importante tener en cuenta el entorno económico. Las compañías apalancadas suelen necesitar un nivel elevado de crecimiento para poder generar flujo de caja con el que ir amortizando su deuda. Cuando nos encontramos en un periodo de incertidumbre económica, la posibilidad de entender cómo un emisor concreto puede hacer frente a diferentes entornos nos ayuda a tener una visión más clara de la dinámica de riesgo y rendimiento de cada inversión.

Con unos rendimientos próximos al 8%, una mayor calidad crediticia y unas tasas de impago reducidas, existe la oportunidad de invertir en créditos de calidad y de asegurarse un buen nivel de rentas, con el potencial añadido de aumento de los precios cuando los tipos bajen. No obstante, la selección de títulos resulta crucial, ya que los diferenciales se mantienen en niveles relativamente reducidos.


 

TE INTERESA

Si quiere aprender a invertir y gestionar su patrimonio, descubra la nueva sección de cursos gratuitos