Últimamente, el crecimiento se ha resentido hasta el punto de poner en peligro la consecución del objetivo marcado para este año. Con este telón de fondo, Pekín ha respondido con un amplio paquete de medidas de estímulo destinadas a impulsar la confianza, reactivar la economía y aumentar el gasto fiscal.
El primer objetivo de la política se ha cumplido: la confianza del mercado ha experimentado un fuerte repunte. El Politburó del comité central del Partido Comunista chino se reunió en septiembre en un debate poco habitual sobre la economía y prometió tomar medidas para "empezar a estabilizar" el sector inmobiliario. Se trata de una promesa firme para detener la crisis plurianual del sector, mensaje que tuvo un especial impacto entre la población.
En cuanto a la política monetaria, creemos que la estrategia del Banco Popular de China (PBoC, el banco central chino) consiste en reflotar la economía recortando los tipos y en redirigir el dinero del ahorro de los hogares y las empresas chinas hacia inversiones dentro de su propio sistema económico. El objetivo es atraer los depósitos bancarios hacia los mercados nacionales de activos de riesgo (acciones e inmuebles) dentro del sistema de capital cerrado de China. Esta es la razón por la que se anunciaron simultáneamente medidas de flexibilización del sector inmobiliario y medidas de apoyo al mercado de renta variable. Creemos que los recortes del tipo de interés oficial y del coeficiente de reservas obligatorias efectuados por el PBoC el 24 de septiembre son sólo el principio: es probable que sigan más medidas de relajación monetaria a medida que la Reserva Federal (Fed) avance en su propio camino de flexibilización de la política monetaria en EE.UU.
En cuanto a la política fiscal, aún no se han anunciado detalles concretos. El mercado espera que el Gobierno central emita más de 2 billones de yuanes en nuevos bonos para apoyar el consumo, recapitalizar los bancos estatales y refinanciar los gobiernos locales, cuyos detalles se espera que el Ministerio de Finanzas comparta pronto. Creemos que Pekín puede permitirse este enfoque de "nacionalizar" el exceso de inventario de viviendas, cuyo coste se calcula en torno a los 4-5 billones de RMB (3-4% del PIB), con lo que cabe esperar más emisiones de bonos del Estado y la colaboración de los bancos estatales y las autoridades locales. Aunque parece un buen planteamiento, lo cierto es que la aplicación efectiva de las políticas es clave para dar una solución duradera al problema.
El paquete de medidas de estímulo debería contribuir a generar confianza y acelerar el crecimiento a corto plazo, pero que sus resultados se prolonguen dependerá de que se produzcan mejoras evidentes en la economía y, en particular, en el sector inmobiliario. Es probable que el sentimiento del mercado de renta variable continúe al alza a corto plazo, pero que se mantenga dependerá de una aplicación rápida y de unos resultados tangibles. También es cierto que debemos prestar atención a otros acontecimientos en el mundo, ya que pueden contribuir a la consecución de los objetivos de Pekín. Por ejemplo, si Trump consigue de nuevo la presidencia en EE.UU., la probabilidad de un entorno exterior mucho menos favorable aumentaría considerablemente.
Claves de la próxima semana
Durante la próxima semana, la atención se centrará en la decisión del Banco Central Europeo (BCE) sobre los tipos oficiales y en el informe del producto interior bruto (PIB) chino correspondiente al tercer trimestre.
El lunes, China publicará los datos de septiembre sobre el comercio de mercancías. El mercado prevé que el crecimiento de las exportaciones disminuya hasta el 6% interanual y que el de las importaciones se mantenga estable en el 1% interanual.
El martes, la zona euro publicará los datos de crecimiento de la producción industrial de agosto, que indicarán si las actividades manufactureras han seguido disminuyendo respecto a hace un año.
El miércoles se publicarán en EE.UU. los resultados de octubre del Índice de la actividad manufacturera de la Fed de Nueva York. Japón también publicará los datos de agosto sobre los pedidos de maquinaria, que reflejarán la demanda y cómo las empresas están invirtiendo en la región, lo que puede ser un indicador de la salud económica del país.
El jueves, el BCE anunciará su decisión sobre los tipos oficiales. Ante una ralentización en el impulso del crecimiento y unas señales más positivas de una desaceleración de la inflación, el mercado prevé un recorte de 25 puntos básicos. En EE.UU. se publicarán las ventas minoristas y el crecimiento de la producción industrial de septiembre, así como la Encuesta de perspectivas empresariales de la Fed de Filadelfia y el Índice del mercado inmobiliario de la Asociación Nacional de Constructores de Viviendas (NAHB) de octubre. Japón también publicará ese día los datos de septiembre sobre las exportaciones e importaciones del país.
El viernes, China publicará el crecimiento del PIB del tercer trimestre y las cifras de ventas minoristas, producción industrial y crecimiento de la inversión en activos fijos de septiembre. Japón también dará a conocer sus índices de precios al consumidor a nivel nacional, tanto el general como el subyacente, correspondientes a septiembre.