A escasas semanas de terminar este 2021, en el que nuevamente la renta variable fue el activo más demandado por lo inversores, siendo la renta variable norteamericana la que más flujos y rentabilidad consiguió a la vez que los mercados emergentes se vieron penalizados tanto por factores endógenos (como la lentitud en la vacunación y la desaceleración económica) como por factores exógenos (el famoso tapering en EE.UU. y su impacto en dichas economías, incertidumbre regulatoria y de impagos en China, economías más politizadas e intervenidas…) llega el momento de ver hacia adelante.
Según el Fund Manager Survey de BofA de noviembre, todo parece indicar que iniciaremos en 2022 en modo de risk-on ya que según muestra la encuesta, entre los activos con mayor rentabilidad esperada en 2022 aparecen en primer lugar la renta variable de mercados emergentes, con una rentabilidad en 2022 en torno al 35% vs 1,8% en lo que va de 2021 según MSCI, superando incluso al S&P500 o los Bitcoins:
A pesar de que los inversores se mantengan aún posicionados en activos favorecidos por la inflación, como materias primas y materiales, bancos y REITs y cortos en sectores desfavorecidos por el tapering como renta fija, renta variable emergente y utilities . . .
. . . en el mes se ha comenzado a ver una cierta rotación hacia activos penalizados por la normalización de la política monetaria como lo es renta variable emergente, bonos y tecnología…
¿Y a qué se debe esto?
Los mercados emergentes han sido entre las economías mas afectadas por el Covid-19 debido a la profusa economía sumergida que existe en ellos, es decir, economía ambulante que no paga impuestos y por tanto tampoco tiene los beneficios estatales para haberse podido quedar en casa y recibir un dinero, como sí sucedió en muchas economías desarrolladas. La mayoría de estos países en desarrollo tuvieron un tardío acceso a la vacuna, y por tanto, sus economía se resintieron por más tiempo, siendo hasta hace escasos meses que se han comenzado a eliminar los confinamientos. Por tanto, van tarde en el ciclo de recuperación que se ha visto en las economías desarrolladas.
Tras un octubre menos optimista, el ánimo de los inversores vuelve. Las expectativas de crecimiento global muestran una cierta estabilización e incluso un pequeño repunto, lo que favorece a los activos de riesto. También las expectativas de inflación muestran una caída, tocando su menor nivel desde marzo de 2020 . . .
. . .aunque hay voces (como Goldman Sachs) que alertan que "lo peor de la inflación está por llegar". Habrá que estar atentos al incremento de precios y datos provenientes de China, ya que que son los dos factores de riesgo que los expertos consideran podrían descomponer las expectativas y la incipiente rotación de activos.