La inflación ha disminuido en algunas de las economías emergentes y se prevé que la tendencia desinflacionista se mantenga, impulsada en parte por la posibilidad de que las condiciones económicas en China sigan siendo poco favorables. Ante la tendencia a la baja de la inflación, algunos bancos centrales de Europa Central y Oriental y de América Latina han comenzado a adoptar políticas monetarias de orientación más expansiva.
El contexto fundamental continúa siendo, en su mayor parte, favorable para la deuda emergente. En términos generales, los déficits fiscales se han reducido hasta alcanzar los niveles previos a la pandemia, o incluso niveles inferiores, y las balanzas por cuenta corriente, que miden la actividad del comercio exterior, siguen una tendencia de mejora a largo plazo. No obstante, el entorno macroeconómico resulta menos favorable, ya que el crecimiento de la economía mundial, excepto en Estados Unidos, podría registrar un gran deterioro.
Las valoraciones de la deuda denominada en divisa local resultan menos atractivas que las de los títulos del Tesoro estadounidense. Sin embargo, el rendimiento nominal sigue siendo elevado y el rendimiento ajustado a la inflación resulta atractivo en ciertos mercados, especialmente en América Latina.
Favorecemos la exposición a la duración local en la mayoría de las regiones a medida que continúan remitiendo las presiones inflacionistas y las políticas monetarias adoptan una orientación más expansiva. Encontramos un menor potencial alcista en las divisas emergentes, ya que las valoraciones resultan razonables.
Las valoraciones de la deuda denominada en divisa extranjera son bastante diversas, ya que resultan elevadas en el ámbito de la deuda soberana de grado de inversión, reducidas en deuda soberana de alto rendimiento y más intermedias en lo que respecta a los emisores de deuda corporativa. Nos inclinamos por un enfoque equilibrado a la hora de invertir en deuda soberana en divisa extranjera, con una combinación de bonos con una volatilidad más baja y de títulos de crédito con riesgo de impago que ofrecen un mayor rendimiento.
En lo que respecta a la deuda corporativa emergente, mantenemos una exposición selectiva a emisores con fundamentales sólidos y trayectorias de crédito positivas, lo que continúa ofreciendo ventajas de diversificación.