A medida que la inteligencia artificial (IA) adquiere mayor protagonismo en todo el mundo, resulta cada vez más evidente que estamos ante una tecnología cuyo impacto en nuestra vida diaria no deja de aumentar.
Siempre es necesario saber distinguir entre el entusiasmo que genera una novedad en un primer momento y la potencial oportunidad de inversión a largo plazo, sobre todo, en el caso de la IA.
Gran parte de la atención se ha centrado en las posibilidades que ofrece el ChatGPT y otros modelos similares, que suponen la transición desde la IA tradicional a la generativa. Desde el punto de vista de la inversión, sigue siendo demasiado pronto para opinar sobre las aplicaciones de la tecnología en la vida real y la industria final. Lo que estamos intentando hacer es determinar las posibles consecuencias positivas y negativas de la IA. También estamos analizando las diferencias entre el nuevo ciclo tecnológico y los anteriores, como la llegada de los ordenadores personales, internet y la computación en la nube.
Trayectoria de adopción: oportunidades potenciales
El santo grial del crecimiento económico sostenible es el aumento de la productividad, y la IA tiene un potencial enorme en este sentido.
Ello ha hecho que se la empiece a considerar la próxima revolución industrial, que podría venir acompañada de una inmensa oportunidad de mercado.
En un sentido amplio, se espera que esta tecnología permita aumentar la eficiencia, reducir los costes, incrementar en gran medida el ritmo de innovación y ampliar el mercado potencial total de las compañías. Todo ello favorecería los márgenes de beneficios y las valoraciones, además de acelerar el crecimiento del PIB. También se prevé la aparición de muchas compañías nuevas de IA.
Es difícil pensar en sectores que no se vean favorecidos de alguna manera por la IA, pero el efecto a corto plazo resulta especialmente evidente en algunas áreas de la economía, como la sanidad, la energía, los vehículos autónomos y la agricultura.
Trayectoria de adopción: potenciales efectos negativos
Para identificar la oportunidad de inversión que ofrece esta tecnología es fundamental entender su trayectoria de adopción. Y aunque no cabe duda de que hay ventajas obvias, también hemos de reconocer ciertos efectos negativos y riesgos asociados.
Ante la naturaleza multifacética del ecosistema de IA, no hay una manera «correcta» de determinar el universo de inversión que ofrece esta tecnología. En el propio seno de Capital Group, los gestores y analistas se lo plantean desde perspectivas diferentes.
La posesión de los datos podría convertirse en el criterio más importante a la hora de identificar a las compañías que podrían verse más beneficiadas en este ámbito, lo que favorece de manera natural a los propietarios de grandes conjuntos de datos exclusivos y propios, como son las grandes compañías tecnológicas. La creación de un modelo fundacional de última generación exige también miles de millones de dólares, así como profesionales especializados en un ámbito en el que estos escasean.
Aunque son muchas las compañías emergentes que están destinando enormes cantidades de capital a estos modelos, pensamos que solo un pequeño número de ellas lograrán competir de manera sostenible, dadas las exigencias de escala y las elevadas barreras de entrada. Por ello anticipamos que serán solo unas pocas las compañías que podrían considerarse beneficiarias masivas en el ámbito de los modelos de IA.
En lo que se refiere a las aplicaciones, nuestros analistas creen que las compañías de software que convierten la IA en producto podrían beneficiarse de forma notable y rápida; este tipo de empresas dispondrían de un mecanismo de monetización directa mediante el incremento sustancial de sus precios. Existe una oportunidad clara para que los desarrolladores puedan ofrecer a las empresas y los consumidores un software que incorpore la función de IA.
Pensamos que este segmento de la cadena de valor podría evolucionar mucho en los próximos diez años, basándonos para ello en la experiencia con paradigmas previos. En los primeros días de los smartphones, por ejemplo, pocos podrían haber anticipado que surgirían aplicaciones como Uber o Airbnb y que se convertirían en servicios habituales en nuestro día a día.
Por último, bajo este marco de inversión están los beneficiarios de la IA en la vida real y la industria final, que podrían ser ilimitados y prolongarse a lo largo de múltiples generaciones. Sin embargo, conviene volver a recordar que la IA está en una etapa inicial de su desarrollo y que no está claro cómo será la tecnología de aquí a diez años, cuánto tiempo tardarán los consumidores en acabar confiando en ella y hasta qué punto podríamos integrar las aplicaciones de IA en nuestra vida diaria.
Continuamos centrándonos en las oportunidades que pueden ir surgiendo de la IA y pensamos que un enfoque basado en una exhaustiva labor de análisis adquirirá una importancia aún mayor a la hora de identificar a las compañías que se verán beneficiadas por esta tecnología y a las que se quedarán por el camino. La utilización de un marco de múltiples niveles como el que hemos descrito nos ayuda a detectar algunas de las principales oportunidades que pueden ir surgiendo y nos permite desarrollar una perspectiva más amplia para invertir con éxito a largo plazo.
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