Especialmente en Europa, las compañías suspendieron el reparto de dividendos durante la pandemia por motivos políticos o normativos, pero muchas de ellas cuentan hoy con excedente de capital para reanudar sus pagos y actualizar sus niveles de dividendos.
Podría pensarse que la búsqueda de rentas por dividendos empieza con la inversión en compañías que pagan los rendimientos más elevados.
Estas compañías pueden ser inversiones sólidas, pero una elevada rentabilidad por dividendo también puede ser una señal de advertencia y resultar potencialmente insostenible.
Tal y como demuestra nuestro análisis, el quintil de mayor rentabilidad por dividendo ha sido el que ha registrado una menor rentabilidad total desde 2007. Hemos podido comprobar que el quintil siguiente de compañías que reparten dividendos es el más atractivo, aquellas que registraron una rentabilidad por dividendo próxima al 3%, entre las que se incluyen empresas con balances más estables y atractivas perspectivas de crecimiento de los dividendos.
Me interesan especialmente aquellas compañías con un sólido crecimiento de los beneficios subyacentes que han demostrado su compromiso para aumentar sus dividendos a lo largo del tiempo. El aumento de los dividendos puede ser una señal de la confianza del equipo directivo de la empresa en el futuro crecimiento de los beneficios.
Históricamente, las compañías con dividendos en crecimiento han tendido a generar una mayor rentabilidad que otras estrategias de dividendos, al tiempo que han logrado seguir el ritmo del mercado en general. El crecimiento de los dividendos puede ser también un indicador de la capacidad de resistencia de la empresa frente a la inflación y las subidas de tipos de interés.