La gestión indexada sigue creciendo y captando flujos. ¿Cómo cerró 2024 y cómo están siendo los primeros compases de 2025?

Hemos vivido un 2024 excelente. Ha sido el año con mayores flujos de entrada de la gestión pasiva en Europa: en concreto, 252.000 millones de entrada neta a largo del año. De ellos, los principales activos en los que ha entrado ha sido en renta variable con 194.000 millones, de los cuales alrededor de 95.000 han sido en renta variable norteamericana y 75.000 en renta variable global. Por la parte de renta fija, hemos tenido unos flujos de alrededor de 47.000 millones. Si miramos solo los datos de diciembre, ha sido un mes récord con entradas netas, con 31.000 millones, de los cuales alrededor de 27.000 millones han sido en renta variable con un mix de casi 19.000 millones en renta variable norteamericana y unos 7.000 en renta variable global; por su parte, 2.400 millones han sido en ETFs y gestión pasiva de renta fija y 2.400 millones en ETFs de gestión activa. Esperamos que 2025 vuelva a ser un año con buenos datos, aunque quizá es difícil que se vea un nuevo flujo récord. En cualquier caso, con el crecimiento acumulado de la última década sí que prevemos que el tamaño de la industria se duplique cada 4 o 5 años con crecimientos cercanos al 17-18%.

¿En qué mercados podría tener más sentido invertir de manera indexada y en cuales no?

Hay diferentes opiniones, pero lo que tradicionalmente se piensa es que la inversión indexada es muy eficiente para aquellos mercados donde la generación de alfa es más complicada; mercados más líquidos, más eficientes, por ejemplo la renta variable norteamericana, en algún caso la renta variable europea, pero aquí también habría que introducir un nuevo ángulo de análisis, el plazo de análisis. La gestión indexada suele ser una gestión muy eficiente en costes, con lo cual para inversores a muy largo plazo presenta una ventaja competitiva muy grande, ya que obviamente la gestión activa depende también de la variabilidad en los resultados anuales, mientras que en la gestión pasiva esta eficiencia en costes hace que sea muy atractiva en el largo plazo. Otro activo que tiene mucho sentido para inversores finales es invertir en renta fija a través de la gestión pasiva, ya que los índices de renta fija suelen ser índices muy amplios, que cuentan en caso de deuda corporativa con hasta 2.000-3.000 compañías dentro del índice, y con la gestión pasiva puedes comprar un índice muy diversificado de 2.000 o 3.000 empresas desde solo una acción, con lo cual creemos que esto también es una ventaja competitiva grande.

La victoria de Trump atrae interés hacia sectores como petróleo o las small caps. ¿Cómo beneficiarnos vía ETF de estas tendencias?

Desde las elecciones de finales de noviembre, el mercado ha mostrado movimientos interesantes. Durante diciembre, el índice MSCI de EE.UU. cayó un 2,5%. Las small caps americanas sufrieron una caída mayor, del 7,8%, mientras que las globales retrocedieron un 6%. A pesar de esto, el rendimiento anual de las small caps americanas en 2024 fue de un 12%, en comparación con el 24% de las large caps, impulsadas en gran medida por los "Siete Magníficos". El repunte en las estimaciones de beneficios ha sido más significativo en las small caps americanas, probablemente debido a las políticas de incentivo fiscal propuestas por Trump. En términos de valoración, la bolsa americana no está barata  y sí que vemos un valor relativo en las small caps contra las large caps: las small caps cotizan a 23 veces beneficios frente a las 25 veces de las large caps, lo que las hace relativamente atractivas como oportunidad de inversión.

En el sector energético, el comportamiento fue similar. El MSCI de EE.UU. cayó un 2,5% en diciembre, mientras que el sector energía retrocedió un 7,5%, debido, en parte, a una toma de beneficios tras altas expectativas generadas durante el año. Sin embargo, este sector cotiza a 13 veces beneficios, lo que resulta más atractivo comparado con el 25 veces beneficios que está cotizando la rentabilidad norteamericana.

Para aprovechar las oportunidades de inversión que puedan surgir tanto en las small caps como en sectores como puedan ser tecnología o energía con las políticas económicas del nuevo mandato de Trump, los inversores pueden considerar ETFs sectoriales, que ofrecen ventajas como transparencia -se conoce exactamente las compañías en las que estás invirtiendo-, eficiencia en costes -vas a entrar a un precio muy limitado- y liquidez intradiaria -puedes tomar decisiones de inversión de manera intradía-.

¿Los ETF de gestión activa están ganando cuota de mercado? ¿Cómo valoráis este fenómeno?

Los ETFs, que comenzaron como instrumentos de gestión pasiva, han cumplido 30 años. Aunque históricamente han seguido índices, invirtiendo en renta variable, bonos o derivados, en los últimos años ha crecido significativamente el uso de ETFs como vehículo para estrategias de gestión activa. Este cambio responde a que el ETF es, en esencia, una herramienta de inversión versátil. De hecho, en 2024, los ETFs de gestión activa captaron en Europa alrededor de 17.000 millones de euros, representando el 7% de los flujos totales en ETFs (unos 250.000 millones). Aunque todavía están por detrás del mercado norteamericano, donde estas estrategias están más consolidadas, se espera una convergencia en el crecimiento. Además, debido al efecto base, estos flujos tienen potencial para seguir aumentando a tasas de doble dígito.

Por ello, los ETFs de gestión activa tienen un futuro prometedor porque comparten las ventajas clave de los ETFs pasivos: transparencia en los activos subyacentes, liquidez intradiaria y costos competitivos. Estas características los hacen atractivos para los inversores que buscan estrategias activas sin renunciar a la eficiencia de este tipo de vehículos.