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Otras regiones se están poniendo rápidamente al mismo nivel, debido a la adopción de internet, el comercio electrónico y los smartphones; una población más joven y con un perfil muy tecnológico; la facilidad de uso (frente al efectivo) y el mayor acceso a la financiación; así como cambios en la regulación que permiten desvincularse de los bancos. Además, la pandemia de COVID-19 ha creado nuevos usuarios de la tecnología de diferentes generaciones que no es probable que retomen sus antiguas costumbres.

En América Latina, Brasil, pese a ser la mayor economía de la región, presenta una escasa penetración del uso de las tarjetas de crédito, debido principalmente a las elevadas comisiones que se cobran al pagar con este medio[1]. Este hecho es consecuencia de la existencia de un oligopolio de grandes bancos que dominan el sector bancario.

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Sin embargo, los consumidores y las empresas tienen ahora algo de lo que alegrarse gracias a las innovadoras ideas y soluciones que ofrecen las empresas del sector tecnofinanciero. Por ejemplo, el proveedor de pagos PagSeguro ofrece terminales en el punto de venta a pequeños comercios, la mayoría de los cuales no podían aceptar los pagos electrónicos anteriormente.

También se encuentra disponible el anticipo de pagos, una fuente de ingresos fundamental para los comercios, ya que la liquidación de las operaciones tradicionales con tarjeta de crédito puede tardar hasta treinta días en producirse. Los consumidores se benefician además de una serie de servicios de banca digital prestados por PagSeguro, a los que pueden acceder cómodamente a través de sus teléfonos móviles.

Otro ejemplo es dLocal, que recientemente salió a bolsa. Con sede en Uruguay, facilitan pagos en 29 países para empresas multinacionales como Microsoft, Netflix, Spotify, etc. Tienen sus propios modelos de fraude para poder maximizar las tasas de aceptación de los clientes, una tecnología muy potente y una cultura centrada en el cliente. Ayudaron a resolver el problema de las empresas que se expandieron rápidamente durante la pandemia.

[1]  Información a 30 de noviembre 2020. Los tipos porcentuales anuales de las tarjetas de crédito se sitúan cerca del 300% en Brasil, pese a que el tipo oficial del banco central es considerablemente inferior. Fuente: banco central de Brasil.