Si el que nos lee tiene menos de 30 años, no recordara aquellos tiempos remotos, cuando los dinosaurios reinaban (en términos tecnológicos). Era una época en la que todo el mundo tenía una Blackberry el primer iPhone estaba a punto de salir al mercado, pero si que teníamos el iPod. Me refiero a principios del 2007, era lejana que fue la última en la que se podía ganar un 5% en un bono del Tesoro de EE.UU. Pero ahora nos encontramos de nuevo con esa oportunidad en los bonos.
El 5% es un tipo sin riesgo muy por encima de lo que cualquier cualquier generación Z esté acostumbrado. Tras la crisis financiera de 2008-09, los rendimientos de las letras del Tesoro se mantuvieron en el 0% la mayor parte del tiempo, con la excepción de un movimiento hacia el rango del 2% en 2018. Se desplomaron de nuevo cuando estalló la pandemia del Covid-19 en 2020.
Es por ello, que los bonos comienzan a ser una alternativa de inversión al mercado accionario. Así como en España los ahorradores salieron a comprar masivamente letras del Tesoro español en 2023, los inversores estadounidenses han comprado letras del Tesoro norteamericano como activo rentable y "sin riesgo". Sin embargo, cabe comentar que algún riesgo siempre existe, aunque las probabilidades son bajas.
Tal es el caso que se está observando en las letras del Tesoro norteamericano a 6 meses. Los inversores en bonos están empezando a recortar sus tenencias de deuda estadounidense para prepararse ante un posible impago del gobierno que consideran muy improbable pero potencialmente significativo para los mercados financieros de todo el mundo.
El Tesoro estadounidense alcanzó su límite de endeudamiento de 31,4 billones de dólares el mes pasado. A menos que el Congreso aumente o suspenda ese límite, el gobierno podría empezar a incumplir el pago de los bonos que apuntalan el sistema financiero mundial y que se consideran algunas de las inversiones más seguras.
Algunos gestores de bonos han empezado a ajustar la exposición a corto plazo a los bonos del Tesoro para evitar pérdidas durante el periodo en que el gobierno podría agotar su capacidad de pagar sus facturas. Prepararse para un posible impago es complicado, en parte debido a la incertidumbre sobre la cantidad de ingresos que el Tesoro recaudará de los estadounidenses que declaren sus impuestos sobre la renta en abril.
La división de gestión de activos de Goldman Sachs comentó que está reduciendo al mínimo su exposición a bonos del Tesoro que podrían verse afectados por el estancamiento político. Según apuntaba Ashish Shah, director de inversiones de Goldman Sachs AM, "hay que pensar en qué instrumentos se poseen y sus vencimientos".
La gestión activa de las posiciones en periodos como el que se aproxima, la negociación de los préstamos y techos de gasto podrían introducir volatilidad al mercado. El MOVE (índice de volatilidad de los bonos) muestra un repunte reciente, aunque realmente nunca llegó a niveles anteriores a la invasión de Ucrania y tampoco están en máximos de octubre/noviembre.
Los inversores necesitan gestionar activamente sus posiciones durante un periodo turbulento prolongado en el que las negociaciones sobre los préstamos podrían perturbar los mercados, dijo Shah. La senda de subidas de tipos de interés de la Reserva Federal complica aún más la situación, dijo Shah.
El mes pasado, la Secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, dijo que el gobierno sólo podría pagar sus facturas hasta principios de junio sin aumentar el límite, pero algunos analistas han pronosticado que será en el tercer o cuarto trimestre cuando el gobierno agote su efectivo y su capacidad de endeudamiento. La Oficina Presupuestaria del Congreso advirtió de que podría ocurrir entre julio y septiembre.
Según se observa en la curva de las letras del Tesoro, los inversores están exigiendo mayores rendimientos para mantener deuda con vencimiento en agosto, lo que indica que se percibe como más arriesgada que otros vencimientos. Los mayores diferenciales entre los rendimientos de las letras del Tesoro y los tipos de los swaps sobre índices a un día (OIS) -un indicador de los tipos de interés oficiales futuros- a mediados de agosto reflejan la opinión de que las letras que vencen en esa fecha conllevan un mayor riesgo de impago, según Jonathan Cohn, jefe de estrategia de negociación de tipos de Credit Suisse, "a mediados de agosto, cuando vencen las últimas emisiones de letras del Tesoro a 6 meses, se ha hecho evidente un pliegue en la curva de las letras del Tesoro.
En la última década los enfrentamientos sobre el límite de la deuda estadounidense se han resuelto en gran medida sin causar grandes tsunamis financieros. Sin embargo, los legisladores republicanos, con estrecha mayoría en la Cámara de Representantes de EE.UU. podrían resistirse a un compromiso con el presidente demócrata Joe Biden, y eso podría agitar a los mercados.
También cabe considerar que un impago real por parte del gobierno norteamericano tiene una probabilidad baja, pero con un impacto potencial alto, elevando los costes de los préstamos tanto para el gobierno como empresas de aquél país.
Opciones a considerar
- Letras a plazos mayores
- Deuda soberana europea - con un BCE que deberá seguir subiendo tipos (hasta ahora ha subido 3pp desde julio 2022, hasta el 2,25%) hasta el 3.7% a finales de verano, que es la expectativa del mercado
- Deuda soberana/corporativa emergente con unos cupones muy atractivos superiores al 8%
- Bonos de alto rendimiento
Para inversores más conservadores las dos primeras opciones son las más adecuadas. La deuda pública de la zona euro se encuentra cerca de sus niveles más altos en más de una década, ya que los inversores redujeron sus expectativas de un ciclo de endurecimiento monetario corto.
El rendimiento de la deuda pública alemana a 10 años, referencia de la zona, se sitúa en torno al 2,457%, cuando en enero tocó el 2,569%, nivel más alto desde agosto de 2011, mientras que la del 2 años, más sensibles a las variaciones de los tipos, cercano al 2.9%.
Aunque los responsables políticos conservadores, denominados "halcones" en la jerga de los bancos centrales, parecen contar con una cómoda mayoría en el BCE, las "palomas" del sur del bloque reclaman cada vez más medidas más prudentes, dado que el banco ya ha endurecido su política más rápidamente que nunca. La inflación subyacente sigue siendo el talón de Aquiles, porque sigue repuntando, por lo que es difícil vaticinar un parón de subida de tipos de corto plazo. Algunos se basan en los precios de la energía, como nota positiva para la inflación. Sin embargo, cabe considerar que la "vuelta a la normalidad de China" podría impulsar el precio de la energía.
En cuanto a los bonos de mercados emergentes, según Luc D'hooge, responsable de renta fija de mercados emergentes en Vontobel, comenta que "se han detectado diversos signos que sugieren que este año podría ser más positivo para esta clase de activos. Tras un año difícil con una elevada volatilidad, las valoraciones no se ajustan a los fundamentales, lo que ofrece oportunidades a los gestores activos". Además, se espera que los mercados emergentes devuelvan más flujo de caja a los inversores a través de cupones y amortizaciones de lo que están dispuestos a recibir a través de nuevas emisiones de bonos. Por lo que el especialista enfatiza que se trata de un panorama técnico positivo. Con la mayoría de los inversores cross-over habiendo reducido significativamente su exposición en 2022, no estamos hablando de una estrategia "abarrotada" o "crowded".
Sin embargo, el inversor debe considerar que la inversión en emergentes es más arriesgada que la de mercados desarrollados y por tanto está en función del perfil y horizonte de inversión.
Dado lo anterior, lo más aconsejado es un fondo de bonos suficientemente diversificado y de ahí que en nuestra cartera modelo, a la cual puedes acceder si te suscribes a la sección Premium de Estrategias de inversión. En dicha cartera, y tras analizar otras tantas estrategias de inversión atractivas, hemos apostado por el fondo Lazar Credit Opportunities, gestionado por Eléonore Bunel desde el 2018. El fondo tiene fuerte posicionamiento en deuda corporativa (casi el 50%) y posiciones líquidas, así como derivados. La volatilidad del fondo es el 7.25%, con una rentabilidad media a tres años del 7.42%, un ratio de sharpe de 1.04.
Sin lugar a dudas, la subida en los rendimientos del Tesoro que hemos visto estos días refuerza el atractivo de los bonos y distorsiona las valoraciones de las acciones. Durante semanas, las acciones han resistido en gran medida el aumento de los rendimientos del Tesoro, que se ha producido en medio de señales de que la Reserva Federal podría tener que subir los tipos más de lo esperado para enfriar la economía y controlar la inflación. Sin embargo, recordar que los bonos del Tesoro a seis meses están en su nivel más alto de casi 16 años, ofreciendo a los inversores en torno a un 5% de rentabilidad.